- 07/06/2021 00:00
Control de la epidemia y recuperación de la economía
La epidemia de COVID-19 está fuera de control en el país, y nos encontramos al inicio de la tercera ola de la enfermedad. Hay que decirlo así, con todas sus letras y sin ambages, para evitar el exceso de confianza y el triunfalismo anticipado. Tenemos cuatro variantes del virus circulando en el territorio, todas son más agresivas y potencialmente más letales. Por seis semanas consecutivas mantenemos un aumento sostenido de los casos reportados de COVID-19; pasando de un promedio de 511.4 casos por millón de habitantes la semana que terminó el sábado 1 de mayo, a 1076.4 la semana pasada, es decir, ¡el doble! Aunque el promedio de defunciones no ha aumentado, tampoco ha disminuido, y las hospitalizaciones, tanto en salas como en cuidados intensivos, comienzan a mostrar una preocupante tendencia al aumento.
Por otro lado, la positividad de las pruebas de laboratorio también ha aumentado, llegando a 6.7 % el sábado pasado, por encima del 5 % necesario para controlar la epidemia; lo que significa que hay cientos de miles de panameños que están positivos sin saberlo, y como muchos no cumplen con las medidas de seguridad necesarias para protegerse y proteger a los demás, circulan muy tranquilos diseminando la enfermedad. La única buena noticia en este escenario es que mantenemos un intenso programa de vacunación que, hasta la semana pasada, ha reportado más de 1.1 millones de dosis aplicadas en todo el territorio nacional. Pero eso no es suficiente todavía para controlar la epidemia, pues estamos muy lejos del 70 % necesario para la inmunidad colectiva necesaria.
Por su parte, muchos empresarios claman, con razón, que se necesita abrir totalmente los negocios para recuperar la economía. Pero ¿cumplen esos empresarios con las medidas para garantizar la seguridad en sus negocios? Aunque muchos así lo hacen, no son todos, y son frecuentes las noticias de hoteles, restaurantes, bares y estadios repletos de gente, sin guardar las mínimas medidas de seguridad, lo cual se traduce, en el corto plazo, en un aumento de enfermos. Así no se puede. No hay apertura económica posible, hasta que no se controle la pandemia. Y no hay dilema entre economía y salud. Se deberá controlar la transmisión del coronavirus antes de pensar en reactivar la economía totalmente. De lo contrario ya sabemos lo que puede pasar, nada más hay que darle un vistazo a la situación en nuestros países vecinos.
En este contexto, para controlar la epidemia y recuperar la economía, cada uno tiene su tarea y la conoce. Los ciudadanos debemos vencer la fatiga, recuperar la disciplina ciudadana, comportarnos responsablemente y redoblar las medidas de protección individual. El Gobierno, por su parte, debe fortalecer la trazabilidad, sobre todo en la provincias y corregimientos donde hay mayor incidencia de la enfermedad; incrementar la secuenciación genómica para identificar y localizar las variantes circulando; fortalecer la capacidad de resolución de su red de establecimientos de salud; velar por el cumplimiento de las leyes y normativas, aplicando con firmeza las sanciones que correspondan; y ahora, ampliar la búsqueda internacional de vacunas de la nacionalidad que sea, pero de efectividad demostrada, para inmunizar a todos los panameños, desarrollando una nueva estrategia que permita los barridos sistemáticos en provincias y comarcas, priorizando aquellas con mayor circulación del virus.
Por su parte, la empresa privada también tiene que cumplir con lo que le corresponde para contener el avance de la epidemia, minimizando la probabilidad de transmisión y el impacto en la sociedad. Y, el posible rol de la empresa privada en el control de la pandemia de COVID-19, fue definido a principios del año pasado en la Declaración conjunta que suscribieron la Cámara de Comercio Internacional, ICC, y la Organización Mundial de la Salud.
En aquel compromiso conjunto, la ICC, de la cual forma parte nuestra Cciap, alentó a sus miembros a apoyar las actividades de respuesta nacionales de sus respectivos países. Por nuestra parte, la Cciap, señaló, al inicio de la epidemia en el país, que: “Los empresarios del país darán observancia estricta a las acciones encomendadas en el marco del control de la epidemia, relativas a la aplicación de los protocolos, procedimientos y lineamientos definidos por el Minsa y/o la CSS …”.
Algunas medidas concretas son imperativas, veamos: por lo menos, la reducción del aforo permitido en los establecimientos y medios de transporte, de forma tal que el distanciamiento social sea efectivo; toma de temperatura y vigilar que cada cliente tenga mascarilla puesta en todo momento. Los bares, restaurantes y otros afines, deben implementar, en la medida de lo posible, el sistema de reserva para evitar la aglomeración desmedida de clientes; los clientes a su vez deben tomar conciencia de que la vida ya no es como antes de la pandemia, y sumarse a los esfuerzos de Gobierno y empresa privada, cumpliendo a cabalidad con las medidas de bioseguridad.
Al final el mensaje es claro: cada uno tiene que cumplir con su parte para controlar la epidemia y recuperar la economía. En estos momentos, la una no puede salir adelante sin la otra.