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- 23/07/2021 00:00
La UTP y yo: un balance
Después de 24 años consecutivos de laborar en la Universidad Tecnológica de Panamá (1996-2020), me parece oportuno y necesario hacer un balance. Lo primero que quiero consignar es que por razones de edad y salud renuncié en enero del presente año. Con tristeza, por una parte, pero también con la firme voluntad de disponer de más tiempo para dedicarme por completo a la escritura. Pero un tema que me resulta obligado abordar es el de los logros importantes alcanzados en materia de Cultura para la universidad, así como el del único sinsabor reciente que no pude resolver y que ha llegado la hora de poner de manifiesto públicamente. Se trata, pues, de un balance.
Es justo y necesario consignar que el fundador de la UTP y su primer Rector fue mi tío, el Dr. Víctor Levi Sasso, quien falleció un año antes de que entrara a la universidad, por lo cual no supo que habría de laborar ahí. Quiero pensar que se sentiría orgulloso de la intensa labor cultural desarrollada con el apoyo de cinco rectores durante todos estos años.
Lo primero que logré a fines de 1996 fue la creación de una Coordinación de Difusión Cultural, que continúa vigente hasta la fecha, ahora bajo la atinada responsabilidad del poeta Héctor Collado. También, aprovechando la existencia de una pequeña imprenta en el campus, fue posible crear la Colección “Cuadernos Marginales” para la publicación de pequeños libros de autores locales años antes de que se creara formalmente la Editorial Tecnológica en 2011. De esa colección aparecieron alrededor de 50 pequeños libros de cuentistas y poetas nacionales; Melanie Taylor, Alex Mariscal, Yolanda Hackshaw, Carlos Fong, José Luis Rodríguez Pitti, Roberto Pérez-Franco, Eyra Harbar, Carlos Wynter Melo, Eduardo Soto, Félix Armando Quirós Tejeira y Annabel Miguelena, entre otros. Todos hoy respetados autores.
En esos primeros años también fue posible la coedición semestral, entre la UTP y mi persona, de la revista cultural “Maga”, que había fundado en 1984; esta publicación habría de traspasársela a la universidad en 2008, pero siguió saliendo dos veces por año bajo mi responsabilidad. Como es sabido, en sus páginas han publicado gran cantidad de autores nacionales y de otros países. Los dos números de “Maga” correspondientes a 2020 los dejé listos, pero no se han podido imprimir por el cierre del campus ocasionado por la pandemia.
La apertura de un Diplomado en Creación Literaria, que lleva 18 años de existencia anual, ha sido otro paso fundamental para la formación de escritores. Con duración de tres meses, cinco veces por semana, en su versión presencial se imparten siete asignaturas en las que se ejercitan a manera de taller los principales géneros literarios (novela, cuento, poesía, ensayo y dramaturgia), además de “géneros periodísticos” y “crítica literaria”. Cada profesor es un destacado escritor. De este diplomado han salido eventuales ganadores de importantes premios literarios, como el Concurso “Ricardo Miró”, entre otros.
La creación de varios certámenes en la UTP ha demostrado con el tiempo su importancia para las letras nacionales: el Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán”, único de carácter internacional que tiene Panamá; el Premio Nacional de Cuento “José María Sánchez”; el Premio “Diplomado en Creación Literaria”, creados por mí, así como el Premio de Literatura Infantil “Hersilia Ramos de Argote” (iniciativa del poeta Collado). Las obras ganadoras se publican en la Editorial Tecnológica con el generoso apoyo de la empresa SUCASA.
Por otra parte, pude convocar a críticos nacionales y de otros países a seis congresos internacionales anuales realizados en el campus con mucho éxito: publicidad, concurrencia, ponencias interesantes que se fueron publicando en la revista “Maga”. Asimismo, fue posible organizar conversatorios de escritores panameños con estudiantes de la UTP. Además, cada vez que la institución publica un libro de autor nacional o un nuevo número de la revista “Maga”, se hace una presentación.
Lamentablemente, a veces aparece un pelo en la sopa. Hay una desagradable situación relativamente reciente que por primera vez debo denunciar, ya que no ha habido manera de resolverla. En 2019 la UTP publicó un voluminoso libro con mi poesía selecta, tomada de poemarios aparecidos en México y Panamá entre 1978 y 2017, con lúcido prólogo del poeta Salvador Medina Barahona: “Inmersiones”. En la Feria del Libro de ese año firmé 54 ejemplares en un stand mío, a personas a las que no conocía; antes los había comprado con descuento de autor a la Editorial Tecnológica. Después descubrí que la edición estaba seriamente defectuosa, lo hice saber y se decidió reeditar el libro.
Hasta el sol de hoy no se me ha entregado un solo ejemplar de la nueva edición, “a menos que devuelva los defectuosos”, lo cual obviamente resulta imposible. Llevo año y medio esperando que me cumplan. Y quienes protegen al Rector Héctor Montemayor, hasta donde sé no han permitido siquiera que él se entere del asunto. La gran ironía es que tras propiciar la publicación de tantos autores desde 1996, al autor que soy se me trata de ese triste modo. Me estoy asesorando legalmente fuera de la universidad.