• 06/09/2021 00:00

Desarrollo de los recursos humanos

“Estamos de acuerdo en que la educación es una estrella, pero los fondos que se utilicen para estos propósitos deben estar dirigidos a los que más los necesitan”

Una de las instituciones de mayor proyección social en el país ha sido el Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos (Ifarhu), que les ha permitido a miles de panameños estudiar, gracias a sus programas de becas y préstamos.

Cuando se trata de recursos estatales, la filosofía debe ser que haya mecanismo de transferencia de renta de los que más tienen a los que menos o nada tienen, por eso somos solidarios pagando nuestros impuestos y contribuciones fiscales. Esto explica por qué los panameños de bajos ingresos han tenido la oportunidad de estudiar y han logrado una movilización social.

La ley orgánica de la institución, entre sus objetivos, establece “la utilización racional de los recursos humanos de la República como medio de acelerar su desarrollo económico y social”, y más adelante, entre las funciones del director general, en el artículo 9, acápite c. señala “Dictar las políticas y los procedimientos para que la selección de los beneficiarios del servicio se haga exclusivamente con base en su mérito personal y en la insuficiencia de recursos económicos para los estudios de que se trate”.

Los medios de prensa dan cuenta de que el Estado invirtió B/.34 500.00 en una Maestría en Gestión de Políticas Públicas, en la que participan funcionarios de altos, medios y bajos mandos y miembros del Partido Revolucionario Democrático (PRD), de manera que debemos evaluar si los participantes en este programa se ajustan a la filosofía por la cual el Ifarhu debe otorgar becas y préstamos.

La primera pregunta que nos debemos hacer es si es una prioridad que, en estos momentos de pandemia, se inviertan recursos en este tema, cuando tenemos una crisis de institucionalidad y no tenemos la certeza de que quienes participan en estos programas se mantengan en sus puestos, porque no hay estabilidad y, en el evento de que no continúen en sus cargos, los únicos beneficiados son los participantes en el programa, que han logrado una maestría con los recursos de todos nosotros.

Desde luego, esta maestría representa un valor agregado para los participantes, no hay equidad cuando este programa se le financia a funcionarios que devengan hasta B/. 7000.00, cuando una de las funciones del director general es que estos fondos se utilicen cuando hay insuficiencia de recursos económicos para sufragar estos estudios.

Estamos de acuerdo en que, cuando hay méritos, la parte económica podría dejarse en un segundo plano, porque hay que privilegiar a los estudiantes distinguidos, independiente de su condición económica, pero, en este caso, debió mediar un concurso para que estos funcionarios fuesen seleccionados.

Las explicaciones dadas por el director del Ifarhu tienden a banalizar el problema, porque decir que en Gobiernos anteriores se hacían cosas similares, nos parece que es un mal ejemplo para sustentar las acciones que se han tomado.

La mayoría de los panameños, para hacer una maestría, hemos tenido que concursar, ganarnos una beca, que es el equivalente al costo que debemos asumir para tener una vida de estudiante. Los que no obtienen becas, deben hacer un préstamo y luego pasar muchos años pagándolo, pero, bueno ese es el precio que debemos asumir.

Estamos de acuerdo en que la educación es una estrella, pero los fondos que se utilicen para estos propósitos deben estar dirigidos a los que más los necesitan. Por los rangos de salarios de los beneficiados, debieron aportar a sus estudios y no hacerlo, significa que en este país hay fueros y privilegios.

Especialista en Seguridad Social.
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