• 20/09/2021 00:00

Para ellos, lo que no alabe, no sirve

“Aquí no existe planificación ni orientación para nada, cada cinco años es una nueva fiesta […], para celebrar y cumplir con las promesas de puestos e instituciones a los aliados […]”

Si aquí algunos de ellos piensan que cualquiera tiene una Prado como algo normal, en la calle dicen lo contrario. El gran clamor de miles de panameños, de todos los estratos, que salieron indignados a la calle este 14 de septiembre de 2021, por lo que está pasando en Panamá, tragedias, que prefiero ni nombrar, porque sería como llover sobre mojado, ahora se pretende desconocer, al mejor estilo de los dictadores aviesos, diciendo que a las manifestaciones acudieron solo yeyesitos, como anunciando una lucha de clases.

¿Entonces de qué vale cambiar las sábanas y las fundas, si el colchón está inmundo? Este especialísimo sistema gubernamental, por suerte, todavía no está preparado para atornillarse, pero sí es una constante el fracaso de cualquiera de las coaliciones que se tome a San Felipe, pero esta vez se muestran más equivocados que nunca, quizás por la “jauja del poder”, ya que están seguros de que nos tienen dominados con el clientelismo que practican y fortalecen.

Miren, si bien es verdad que ciertos partidos de la oposición no saben ni amarrarse los zapatos y muestra de ello son los desaciertos incontrolables y despilfarros arruinadores, no deja de ser espeluznante que percibamos que el sistema entero (Oposición y Gobierno) procure que Panamá sea habitado solo por los de a pie, junto con lisonjeros, sapos y piedreros y que los de a caballo, burros, motos, bicicletas y patinetas emigren despavoridos para ellos repartirse con más facilidad las riquezas del país, al mejor estilo de las estafas del librito de la Internacional Socialista.

Un grupo de viejos, que nos reunimos acá, en la nubosa serranía de Ventorrillo, que nos sabemos de memoria las fases de la luna, de si llueve o no llueve y cómo sacarle las pepitas a las gallinas, estamos muy preocupados, porque creemos que el 99 por ciento de las personas que se escogen para puestos políticos es manejable, no conoce la historia patria ni sabe por dónde va el mundo y que no tiene la capacidad, vocación ni la remota idea del trabajo a realizar, por eso se dedica casi a todo, menos a cumplir por lo que fueron elegidos.

Aquí no existe planificación ni orientación para nada, cada cinco años es una nueva fiesta de aventuras con “pintas”, guaro y campana, para celebrar y cumplir con las promesas de puestos e instituciones a los aliados y con órdenes, al parecer, de dejar perder entre la maleza lo que el Gobierno anterior hizo, malo o bueno. Ya es una ley no escrita que la plata se bota en pueblos y capitales de provincias, hay casas llenas de sacos de cemento convertidos en piedras, viviendas regaladas a ciudadanos que no las necesitan y “asína” los elegidos solo atinan a levantar las diestras y aporrear los pupitres mientras que temas sustantivos, como la educación, no prevalecen ni avanzan y el tiempo pasando.

Es hora de cambiar, muchachos, que van a matar las vacas. “Amor Fati” (“Ama el destino”).

Economista, escritor costumbrista.
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