• 28/11/2021 00:00

Compromiso de todos: los próximos 200 años

“[…] reitero mi compromiso en el Bicentenario como un reto para revalorar lo bueno y tomar acción, con honestidad y firmeza, hacia los retos que tenemos por delante: […]”

El Bicentenario no solo presenta la oportunidad de reflexionar sobre el pasado, sino que nos obliga a repensar los próximos 200 años. A pesar de episodios lamentables y situaciones que nos marcaron como Nación, lo que hemos logrado como sociedad desde ese 28 de Noviembre de 1821 es impresionante. En 200 años, hemos vivido épocas de bonanza, como la de la fiebre del oro y su consecuente construcción del ferrocarril, primero, y la del Canal de Panamá, después. Hemos desarrollado un sistema financiero y corporativo sólido y registrado niveles de crecimiento que, en el año 2019, nos llevaron a posicionarnos como el país con el PIB per cápita más alto de América Latina. Sin embargo, como sociedad tenemos asignaciones por atender. Somos de los 10 países más desiguales del mundo, con índices de pobreza que no son congruentes con nuestro crecimiento per cápita. En materia de servicios básicos, tales como educación, salud, agua, transporte público y manejo de desechos, tenemos un déficit cuantitativo y sobre todo cualitativo.

Adicionalmente, nuestros motores de crecimiento, basados principalmente en la construcción y el comercio, acumulan ya años de desgaste, lo cual nos obliga a mirar hacia sectores como el turismo, logística, agroindustria y tecnología de la información, como fuentes potenciales de crecimiento.

Por otro lado, la determinante actividad política criolla, que define mucho de nuestro devenir, parece estar secuestrada por el clientelismo, la confrontación, el discurso hueco y una falta de visión país vergonzosa, cuando pensamos en el liderazgo de Panamá de hace 200 años. Esto ha derivado en el debilitamiento y erosión de la confianza de la ciudadanía en las instituciones del Estado.

Nuestro esfuerzo en los próximos 200 años debe enfocarse en la reducción de la brecha socioeconómica, a través de la generación de oportunidades para todos los panameños. Estas, a su vez, dependen de que, a todos los niveles y en todo el país, se brinde una educación de calidad por parte de educadores de vocación, actualizados, que puedan fomentar una transferencia de conocimiento y desarrollo de competencias efectivas. Esta generación de panameños no puede ser menos que quienes la precedieran. El país requiere de compatriotas honestos y valientes, dispuestos a dejar a un lado intereses particulares y trabajar por el bienestar común. Los próceres e ilustres panameños que nos precedieron se sacrificaron para heredarnos un país viable. No podemos permitir que un puñado de personas, con el argumento de pertenecer a un partido político o un grupo económico, tomen decisiones críticas y exhiban actuaciones que perjudican lo que, entre todos, hemos conseguido.

Mi abuelo, Luis Felipe Clément, en uno de sus discursos, señaló, hace más de 40 años: “En esta gran empresa -refiriéndose a Panamá- no tienen cabida las consideraciones de orden personal o sectorial. La Patria está colocada en un abismo y solo la acción desprendida y solidaria de sus hijos permitirá su salvación o, de lo contrario, vendrá la ruina final”.

Estas palabras resuenan hoy y llaman a la reflexión, por lo que reitero mi compromiso en el Bicentenario como un reto para revalorar lo bueno y tomar acción, con honestidad y firmeza, hacia los retos que tenemos por delante: un país moderno, con democracia profunda; la educación, salud y seguridad que nos merecemos y que hace 200 años un grupo de ciudadanos imaginó.

¿Cuál es tu compromiso por Panamá?

(*) Presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá.
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