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Marco Antonio Téllez R.opinion@laestrella.com.pa
Haití, ¿un Estado fallido?
“Ninguna intervención o ayudas externas, por más benévolas que sean, tendrán resultados favorables que mejoren la situación de su población, ya se demostró […]”
La tragedia que está pasando Haití, no es nueva y con el magnicidio de su último gobernante, se ha generalizado el caos, ahora incrementado con la creación de pandillas delincuenciales que están secuestrando mujeres, niños y extranjeros, incrementando la pobreza e incentivando el éxodo de sus habitantes.
Además de los problemas políticos, sociales, económicos, estructurales y de corrupción, en las últimas décadas Haití sufrió el paso de varios huracanes y tres terremotos, que causaron muertes y estragos en la población, la destrucción de viviendas, hospitales escuelas y caminos, lo que incrementa su miseria y despierta la solidaridad internacional de brindarles apoyo para su reconstrucción, situación que es aprovechada por los políticos corruptos para desviar las ayudas.
No olvidemos que después de los Estados Unidos, Haití, fue el primer país de América en lograr su independencia (1804), que, en 12 años de lucha, venció al ejército de Napoleón, atrevimiento que le costó muy caro, ya que no fue reconocida por la comunidad de naciones, en especial por España y Gran Bretaña, que aún tenían colonias en América, no lo reconoció ni el Vaticano ni tampoco los Estados Unidos, debido a que el nuevo país en su Constitución no contempló la existencia de la esclavitud, además de que, para hacer efectiva su independencia desde 1826, tuvo que pagar a Francia 150 000 000 de francos, equivalentes a 21 000 millones de dólares de hoy, que terminaron de cancelar en el año 1947; es decir, 122 años después de haber firmado el compromiso, que fue uno de los factores que impidió su desarrollo y crecimiento.
Entre 1915 y 1934, los Estados Unidos intervienen la isla, para defender sus intereses económicos, evitar el caos político, constantes asesinatos y apoyar en la construcción de una verdadera democracia; al cabo de 19 años de intervención, solo se cumplió el primer objetivo.
Concluida la tutela de los Estados Unidos, 1934, Haití vuelve a ser el país olvidado y continuaron los Gobiernos corruptos. Lo que, en 1957, es aprovechado por François Duvalier, quien se declara presidente vitalicio, con derecho de sucesión a su hijo Jean Claude; y, entre ambos gobiernan con mano dura casi 30 años, manteniendo la pobreza y la corrupción
Derrocado el Gobierno de Duvalier, retorna el caos y la incertidumbre, que precipitan, en 1994, el desembarco las tropas norteamericanas, con el objeto de restaurar la democracia y eliminar el régimen militar de facto, restituida la democracia, esta dura muy poco tiempo.
Ante la permanente inestabilidad de los Gobiernos, la continua corrupción y saqueo del país, el año 2004, se crea la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití, cuyos objetivos eran los de estabilizar el país, pacificar y desarmar grupos guerrilleros y delincuenciales, promover elecciones libres e informadas y fomentar el desarrollo institucional y económico, la fuerza inicial estuvo compuesta por unos 7000 militares debidamente preparados de 22 países, esta misión concluyó en el año 2019, sin haber logrado todos los objetivos propuestos.
Ninguna intervención o ayudas externas, por más benévolas que sean, tendrán resultados favorables que mejoren la situación de su población, ya se demostró con casi 33 años de intervención y los miles de millones de dólares de ayuda externa no sirvieron de nada.
Hay que reconocer que Haití es un Estado fallido y un país inviable, insignificante o inexistente para ser objeto de una política externa de las grandes potencias, por lo que se debe buscar otro tipo de soluciones, que solo tres países, en mi criterio, estarían en condiciones de afrontar y estos son: Estados Unidos, por su cercanía, experiencia, poderío económico y militar y también razones estratégicas; Francia, por salvar a su excolonia, donde hablan el mismo idioma, su experiencia de contar con territorios de ultramar, como la cercana Guyana Francesa; y, Canadá, por ser un país donde también se habla francés y tuvo una destacada actuación durante la intervención de las Naciones Unidas.
Cualquiera de estos países podría convertir a Haití en un socio dependiente con soberanía restringida y tomar el control total por los próximos 100 años o directamente anexarlo como un Estado más, o, en el caso de Francia, como un departamento más, cualquier otra solución será solo un paliativo para esta pequeña isla de 27 750 Km2, con más de 11 millones de habitantes.
Abogado
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