• 24/01/2022 00:00

Para entrelazar la red humana

“Algunos pocos de los que observamos los asuntos desde perspectivas críticas con cierta duda educativa, pasamos mucho tiempo expurgando a diario entre lo que es o no es ligeramente cierto”

Sobre la columna de la semana pasada (“El reto de las correcciones”), aún recibo retroalimentación positiva. Algunos comentarios reflexivos sobre dónde estaremos dentro de algunos años, si el grueso de la humanidad, que disfruta de las bondades de la sociedad moderna, continúa embobada en las trivialidades de esa otra esfera social ligera y artificial que suministran, a través de las tecnologías de la comunicación, las conductas e idioteces más banales que la historia social de la humanidad ha documentado. Eso, en un tiempo en donde “supuestamente” somos superiores a nuestros antepasados.

Aquí cabe pensar un poco sobre la referencia de los que “disfrutan de las bondades de la sociedad moderna”. Así es, porque no todos son los que tienen ese privilegio de tiempo libre, o a cualquier hora, para darle seguimiento en las redes sociales a gente que poco tienen que ofrecer a la humanidad.

La CDC de los Estados Unidos (Center for Desease Control), “… estima que 2200 millones de personas no tienen acceso a agua potable de forma segura, incluidos 884 millones que actualmente carecen de servicios básicos de agua potable …” (un número muy cerca de los 988 millones de personas que mencioné en mi columna de la semana pasada y que siguen a la Kardashian, a Ronaldo y a Messi). La CDC igualmente estima que “… 4200 millones no cuentan con un sistema de saneamiento seguro. (…) También unos 3 mil millones de personas necesitan acceso a instalaciones básicas para lavarse las manos”.

Hace unos años mencioné en un artículo a Cal Newport, un joven profesor asociado de Ciencias Computacionales de la Universidad de Georgetown, y decía que él forma parte de un considerable número de profesionales que vemos de otra manera el valor o la utilidad de los nuevos medios y las redes sociales. Newport publicó en el New York Times un artículo titulado “Quit Social media: your career may depend on it” (“Renuncia a las redes sociales, tu carrera puede depender de ello”); en donde fue claro al señalar que: “La mayor parte de las redes sociales son principalmente descritas como una colección de servicios de entretenimiento un tanto triviales que en la actualidad gozan de una buena racha. Estas redes son divertidas, pero se engaña si piensa que los mensajes por Twitter, las entradas (posteos) y los “me gusta” representan un uso productivo de tu tiempo”. Conozco a varios jóvenes profesionales que no usan las redes sociales.

Funciona como eje central, la enfermiza necesidad de poder económico y la desinformación entre las amenazas sanitarias, las dificultades sociales presentes en toda la gama de países (los desarrollados, en vías de desarrollo, subdesarrollados y pobres), los amagos de guerra y la podredumbre de la corrupción que lo subraya todo. Esa carga nos mantiene enredados a todos.

No existen en el mundo actual fuentes de información enteramente creíbles. Algunos pocos de los que observamos los asuntos desde perspectivas críticas con cierta duda educativa, pasamos mucho tiempo expurgando a diario entre lo que es o no es ligeramente cierto.

Las redes sociales se han convertido en armas letales. Son parte fundamental de la guerra a favor del embrutecimiento colectivo y en contra de las pocas fuentes que buscan llamar la atención sobre el camino sin retorno en el que se encuentran hipnotizadas las generaciones de las cuales dependemos para llevar hacia adelante la causa humana.

No hay dudas de que el asunto es muy serio, tal vez de vida o muerte, como alguna vez ya había planteado, hace algunos años, a la espera de que tal vez, a estas alturas, 2022, estuviéramos comenzando a transitar por un camino de correcciones.

Si la razón principal de cada acto de comunicación es la intención de mejorar la condición humana, proponer (a través de un texto, la música, un video, un noticiero o una simple conversación) un mejor entorno para el desarrollo social, el escenario que tienen en las redes sociales muchas figuras internacionales y el alcance de su presencia sería de mucha utilidad. Por lo menos, eso es lo que yo creo que debemos procurar a la hora de extendernos hacia otro ser humano con la intención de conectarnos. Entrelazar la red humana y social a través de la comunicación para procurar la seguridad de todos en el camino hacia el futuro.

Comunicador social.
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