• 24/02/2022 00:00

20 de Diciembre, Día de Duelo Nacional: ley de contenido patriótico

“Era de esperarse que a esta iniciativa salieran determinados detractores empresariales, […], igualmente, hemos escuchado a algunos “analistas políticos” decir, […], que: “se debe tener cuidado, porque los gringos se pueden disgustar”.”

Resulta impostergable la sanción del Proyecto de Ley n.° 157, “Que adopta medidas de concientización nacional sobre el 20 de Diciembre de 1989”, declarándolo Día de “Duelo Nacional”, cuyos proponentes fueron los diputados Crispiano Adames y Héctor Brands, el cual fue aprobado de forma unánime por la Asamblea Nacional, el 15 de febrero.

La historia de Panamá, desde 1903, ha estado inmersa de eventos históricos triunfales y trágicos, que nos unieron como Nación, a la vez, marcaron el camino de la nacionalidad. Desde la primera década del siglo XX, los Estados Unidos de América intervinieron en el territorio en materia diplomática, electoral, armada y política, ya lo habían hecho en el siglo XIX, donde se cuenta con una veintena de injerencias, siendo una de ellas la acaecida en 1856, con el Incidente de la Tajada de Sandía.

La Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, fueron aplicados de forma implacable en el Istmo por los estadounidenses, dado que siempre situaron al territorio como punto geoestratégico de su política hegemónica.

Cada una de estas intervenciones tuvo héroes y traidores, gente que avaló y aplaudió la presencia extranjera, mientras que otros luchaban de manera frontal por expulsar a las tropas. Así ocurrió en 1925, con la Huelga Inquilinaria, en 1947, con el rechazo del Convenio Filós- Hines, y el 9 de Enero de 1964, fecha cumbre en la lucha por la descolonización. En ese entonces, el presidente Roberto F. Chiari, empresario, atendió la presión popular y decide romper relaciones diplomáticas con los EE. UU., quedando en la historia.

En los años setenta, Omar Torrijos Herrera, lideró la lucha por la descolonización que culminó con los Tratados Torrijos-Carter en 1977. Su papel en la historia es reconocido en el presente por los más profundos detractores de aquella época, quienes aceptan que la dirección tomada fue la correcta, debido a que se alejó de lo coyuntural y priorizó en lo estratégico.

La invasión del 20 de Diciembre de 1989 fue un hecho trágico, rechazado hoy día por aquellos que salieron a aplaudir a las tropas de ocupación, un avance en 32 años. Nada puede justificar los cientos de heridos y muertos víctimas de un ataque criminal ocurrido a altas horas de la noche, lo que nos hace recordar los horrores de la guerra.

Hubo intensos combates por parte de militares y ciudadanos patriotas, que consideraron un deber defender a la Patria que era agredida, y no a un general, como algunos argumentan y que salen a decir: “que la invasión fue para llevárselo”. Los invasores lo tuvieron en distintas ocasiones cerca, y no actuaron, la acción de Giroldi resulta ser la más ejemplar. Queda claro entonces, que el objetivo no era él, sino planes de destrucción institucional contenidos en Santa Fe 1 y 2, y de permanencia, que se vieron frustrados con el fin de la Guerra Fría.

Hubo muchos dictadores en América Latina, entre ellos: Trujillo, Somoza, Pinochet y Stroessner, y ninguno fue objeto de una invasión, por el contrario, recibían el respaldo de naciones poderosas.

El Comando Sur reconoció una veintena de muertos, esto indica, que el enfrentamiento fue intenso. El mismo Thurman, aceptó (ver Tiempos de Agonía) que: “La misión era mucho más difícil de lo que se esperaba y que sus soldados estaban combatiendo una verdadera guerra, cuando luchaban por reducir a unos dos mil combatientes”. Mientras esto sucedía, el triunvirato tomaba posesión en Clayton, hecho que no pudieron justificar en sus plenos goces de salud.

El precitado proyecto de ley hace justicia a todos los panameños y panameñas fallecidos durante la invasión y envía un claro mensaje a nivel nacional e internacional de que no somos un país con vocación colonial y honramos dignamente a todos los caídos, los cuales aún muchos no han sido encontrados, porque reposan en fosas comunes.

Era de esperarse que a esta iniciativa salieran determinados detractores empresariales, que solo piensan en su pecunio, igualmente, hemos escuchado a algunos “analistas políticos” decir, con vocación de súbditos, que: “se debe tener cuidado, porque los gringos se pueden disgustar”.

Declarar el 20 de Diciembre “Día de Duelo Nacional” es una decisión correcta, que guía a las presentes y futuras generaciones a fortalecer el sentido de Nación y robustece el patriotismo. Valoramos la incansable lucha de Trinidad Ayola, y la asociación que dirige, por hacer de este propósito una realidad, después de tres largas décadas de marchas, protestas y sacrificio.

Abogado-historiador.
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