• 23/03/2022 00:00

El futuro del Pacto del Bicentenario

“[...] el futuro del Pacto del Bicentenario dependerá (del), [...] compromiso de la actual administración, y de las [...] siguientes, [...]; la participación de la empresa privada, [...] y; [...] de la población organizada, [...]”

La semana pasada, luego de casi cuatro meses de arduo trabajo con el propósito de analizar y valorar el informe final que contiene los Acuerdos nacionales y regionales alcanzados en el Pacto del Bicentenario Cerrando Brechas, el equipo de Gobierno designado, coordinado por su Secretaría de Seguimiento de la Ejecución y Cumplimiento, identificó 40 acciones que comprenden los sectores de infraestructura, economía, agroalimentación, agua, educación, salud, inclusión, cultura, deportes y estado.

Habrá muchos ciudadanos que señalen que ha sido demasiado el tiempo para identificar de entre los 187 acuerdos, aquellas primeras 40 acciones durante el periodo de Gobierno que le resta a la actual administración. Tampoco serán escasos los que manifiesten que estas acciones propuestas como prioritarias coinciden con numerosas acciones en desarrollo del plan estratégico nacional ejecutado por ministerios e instituciones.

No puedo negar que a estos ciudadanos les asiste la razón, pues cuatro meses no han sido pocos y, ciertamente hay una coincidencia entre las acciones en desarrollo y los acuerdos. Pero esa realidad puede ser por sí misma una buena noticia, veamos.

Para comenzar, hay que reconocer que el equipo de Gobierno no se lo ha tomado a la ligera, como lo demuestra el tiempo requerido. Han seleccionado 40 acciones que responden al mandato ciudadano, que se tienen recursos para llevarlas a cabo y, por ende, tienen una alta probabilidad de convertirse en productos concretos esperados por la población. Es decir, alcanzar resultados exitosos.

Por otro lado, el hecho de que se vincule explícitamente el mandato ciudadano expresado en los Acuerdos, con algunas intervenciones previamente planificadas en el Plan Estratégico de Gobierno, también es una buena noticia. Aunque evidentemente puede interpretarse como el camino fácil, implica claramente que lo que fue planeado responde a las necesidades de la población. Es decir, se hizo una buena planificación.

Yo celebro la coincidencia y elogio más que no se niegue, que se diga, como lo hizo el presidente al entregar las 40 acciones. Pero la tarea pendiente es y sigue siendo buscar y atender aquellos acuerdos que son importantes para la ciudadanía, pero no formaban parte del Plan Estratégico de Gobierno. Para eso, el plan, que debe ser un documento vivo, debe actualizarse y proponer nuevas intervenciones para seguir cerrando las brechas. Toca a la ciudadanía estar pendientes y participar para que el apoyo a los Acuerdos no se limite al seguimiento de las actividades programadas en el Plan Estratégico de Gobierno.

A estas alturas de la glosa, no serán pocos los que se pregunten si ya me olvidé de los muchos antecedentes que no abonan a mi optimismo. En ese sentido reconozco, como he señalado antes, que el pesimismo de muchos está plenamente justificado, pues en nuestro país no han sido escasas las convocatorias y la instalación de comisiones para concertar acuerdos en casi todos los ámbitos.

Pero ese pesimismo no puede paralizarnos, estamos obligados a vencer la apatía, mantener el optimismo y estar vigilantes de que este primer conjunto de intervenciones, siente las bases para hacer vinculantes los Acuerdos que produjo la ciudadanía y, si el proceso es exitoso, como parece serlo, también abran la puerta para mantener el Diálogo, ya no para celebrar el Bicentenario, sino el Desarrollo con justicia del país; como un espacio de planificación caracterizado por el espíritu inédito que ha demostrado este proceso participativo e inclusivo, de abajo hacia arriba.

Cada propuesta, como nos recuerda el Informe final entregado al presidente, está sustentada en la esperanza, en un profundo espíritu ciudadano y en un derroche de generosidad; en la apertura de la mente y del ánimo solidario que deja al descubierto la voluntad de aportar protagonismo al seguimiento y esfuerzo que demanda la construcción del Panamá digno y posible que, cerrando las brechas, conduzca a la realización de un nuevo proyecto social histórico, equitativo, incluyente y sostenible.

Aunque los Acuerdos no son un plan de Gobierno ni tampoco reemplazan el plan estratégico nacional de la actual administración; no podemos ignorar la fuerza con la que las voces se hicieron sentir en los más de 175 000 señalamientos y propuestas registrados en la plataforma Ágora. Por ello, sin pretender ser un plan de Gobierno, deben ser un referente estratégico obligado, y garantizar la consecución de resultados que vayan cerrando las brechas identificadas en cada acuerdo, debe ser un imperativo vital para la gobernabilidad de la actual y futuras administraciones.

Finalmente, el futuro del Pacto del Bicentenario dependerá de, al menos, tres condiciones: el compromiso de la actual administración, y de las administraciones siguientes, con la inclusión en su gestión de Gobierno de acciones para continuar cumpliendo con los actuales y venideros Acuerdos; la participación de la empresa privada, sumándose y generando nuevas opciones para contribuir a cerrar las brechas identificadas y; la participación efectiva de la población organizada, proponiendo ideas, intervenciones, soluciones, y ejerciendo su derecho al control social de la gestión pública.

Médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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