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- 07/05/2022 00:00
Cebolleros, no más pesadillas
Para los cebolleros de provincias centrales el 2021 fue recordado como el año de la superproducción. Si el año pasado estuvo bueno, este 2022 está muchísimo mejor. Por cualquier lado de las riberas del rio Grande y Chico hay grandes parcelas. La cosecha comenzó con muchos ánimos. Los cebolleros sueñan en grande, pero al parecer ese sueño puede convertirse de un momento a otro en pesadilla ante la falta de mercado.
En efecto, la primera preocupación que causa temor a los cebolleros es la sempiterna falta de mercado para colocar sus cosechas. Al respecto el gobierno ya se pronunció. A través del IMA comprará solamente seiscientos bolsas a productores registrados por el Mida e independientes. Esta cebolla será para el programa Panamá Solidario que adelanta el Gobierno.
La problemática que enfrentan los cebolleros coclesanos que no ha cambiado en los últimos años, al contrario cada vez se pone peor, indica que llegó el momento de cambiar actitudes, mentalidades y formas de pensar, en otras palabras cambiar el chip mental.
¿Por qué? Simple, llegó el momento de emanciparse del paternalismo gubernamental y de promover una eficiente revolución productiva.
¿Y cómo se logra? Simple también. Organizándose y emprendiendo, pero con seriedad. Las cooperativas constituyen la mejor arma para alcanzar extraordinarios avances en el desarrollo del agro. Fueron estas agrupaciones las que convirtieron a Brasil en el más grande productor y exportador de diversos productos agrícolas.
Las cooperativas, bien manejadas, proporcionan crédito rural, semillas mejoradas e insumos modernos, además procesan cualquier cultivo y venden directamente a supermercados y otros comercios.
Otra ventaja de las cooperativas es que pueden tener silos y graneros y almacenar la producción de sus asociados, de modo que ellos pueden vender sus cosechas cuando los precios son más convenientes a los agricultores y no a los intermediarios.
En Brasil, por ejemplo, país que mantiene un sector agropecuario muy avanzado, hay cooperativas que mantienen eficientes y desburocratizadas estructuras de asistencia técnica gratuita a sus asociados. Algunas muy avanzadas mantienen programas radiales educativos que difunden, diaria o semanalmente, recomendaciones técnicas.
Muchas de estas organizaciones han construido sus propios frigoríficos. En la actualidad la falta de estas infraestructuras son uno de los principales problemas que afecta a nuestros cebolleros.
En Panamá, por ejemplo los pocos frigoríficos que hay son propiedad del Instituto de Mercadeo Agropecuario (IMA) y estos no siempre están en condiciones óptimas, además condicionan el apoyo a nuestros productores y son manejadas por intereses políticos.
También y sin el ánimo de competir con el Estado, en otros países algunas cooperativas implantaron sus propias actividades de investigación agrícola, en cuyas estaciones experimentales realizan mejoramiento genético, ensayos de variedades y promoción frecuente de encuentros de capacitación y difusión de innovaciones.
Otras cooperativas son creadas para hacer compras centralizadas de insumos agrícolas al por mayor y para importar sin intermediación y en grandes volúmenes, fertilizantes del extranjero.
Cualquier apoyo que brinden las cooperativas posibilitan que las riquezas generadas por los productores benefician a ellos mismos y a sus cooperativas; en vez de seguir beneficiando a las grandes corporaciones transnacionales y a los largos, y en muchos casos innecesarios, eslabones de intermediación que, sin merecerlo, se apropian del 80% de las riquezas que con muchos esfuerzos y riesgos fueron producidas por los agricultores.
Entonces señores productores no más llantos por la cebolla, no más paternalismo estatal, no más cebollas en la interamericana, basta ya de ser empleados de los gobiernos y de pasar vergüenzas y humillaciones. Emprendamos y aprovechemos las nuevas oportunidades en el agro. Arriesguemos para poner en prácticas nuestros sueños, planes e ideas. No más pesadillas.