Colombia en su laberinto

Si algo de autoridad me da escribir sobre Colombia, es haber nacido en un pueblo (Jaqué-Darién) , con un brazo en Panamá y otro en Colombia; felizmente condenado a saber sobre la patria de Gabriel “Gabo” García Márquez. Por impulsos involuntarios del destino recorrí su costa del Océano Pacífico, desde Jurado a Tumaco; y su costa Caribe, desde Acandí a Santa Marta ; agregando encuentros, para la paz, en Bogotá, Medellín y Cali. Además, fui testigo de la presencia insurgente cerca de Jaqué.

Obviamente ese periplo del destino me hizo conocer serias personalidades y, más, estudiar la geografía social y la historia extensa de Colombia.

Por esas experiencias vividas y algunos estudios, sentimos que con el triunfo del Pacto Histórico (Gustavo Petro Y Francia Márquez) se asoma , después de incertidumbre y fuertes antagonismos mas de violencia que de paz, la irrepetible oportunidad para que Colombia deje escrito un ejemplo democrático para América Latina y el Mundo. Con nuestros dedos cruzados observamos cada expresión de quienes liderizan esos cambios vitales para un nuevo sistema socioecónomico.

Los que avizoramos lentamente cambios profundos, en el actual orden mundial, para generar un mundo multipolar, seguros estamos que Colombia, pese a un estremecedor proceso con largo tiempo, producirá un nuevo sistema con sus estructuras; donde se plasme la eliminación de ancestrales antagonismos causales de respuestas violentas, unidas a vicios como el narcotráfico, en búsqueda de empoderamiento material circunstancial sin un verdadero apoyo popular.

Debemos considerar que, en Colombia, desde la conquista-colonización española hasta actualmente, se fijó una estructura social con énfasis en lo enajenante y alienante; basada en castas esclavizantes; que pese a retoques cosméticos caricaturescos se ha sostenido en la consciencia social.

Pese a lo anterior, Colombia , con el impulso natural humano por superar desventajas oprobiosas, ha producido grande talentos humanos que se resumen en las ofertas medicinales, deportivas y literarias; quizás inspiradoras para la actual presencia de Gustavo Petro y Francia Márquez, al mando del próximo gobierno basado en el Pacto Histórico.

Presencia que determinará no sólo el destino de Colombia sino de América Latina; por lo que se nos impone la obligación moral , a quienes luchan por la justicia y la paz, mostrar su concreto apoyo a esta esperanza que por las expresiones verbales de sus lideres se vislumbra, con dolor y alegrías, una nueva aurora. Contemplar de lejos ese drama será cobardía favorable a las fuerzas retrogradas. No basta ver los toros desde la barrera , sino correr la misma suerte del torero.

“Ha llegado la hora de los hornos y no se ha de ver sino la luz” .José Martí