• 12/07/2022 00:00

¿Cómo acabar con las drogas?

Me decía un amigo que si no hubiese sido porque desde niños nos enseñaron en la escuela católica lo que eran los misterios de la Santísima Trinidad y la Inmaculada Concepción de María, de haber tratado de entenderlos ya como adultos, nos hubiera costado mucho.

Me decía un amigo que si no hubiese sido porque desde niños nos enseñaron en la escuela católica lo que eran los misterios de la Santísima Trinidad y la Inmaculada Concepción de María, de haber tratado de entenderlos ya como adultos, nos hubiera costado mucho. Desarrollamos esa fe confiada en lo que nos enseñaron que ya de mayores, la dimos por incuestionables hechos. Algo que no aceptan los ateos y los agnósticos.

Igual pasa con el tema de las drogas al que están expuestos los jóvenes cuando llegan a la adolescencia, ya sea porque los inducen a consumir o porque quieren estar a la moda de los más “bellacos”. Pero también son víctimas de padres adictos o simplemente se lanzan al vacío, sin calcular el riesgo, con una irresponsabilidad suicida. Se entiende por drogas también al alcohol y el cigarrillo.

Así como en cuestiones de fe nos enseñaron algunos dogmas que damos por sentado –algo que cuesta aceptar a escépticos y científicos- de igual forma tenemos que preparar al niño para que desde pequeño conozca el efecto y daño de las drogas. De allí que el aprendizaje del ser humano tiene que iniciar desde sus primeros años a través de la educación, tanto en casa como en la escuela.

Enumero algunos pasos que podría dar el Estado para implementar políticas de educación sobre el uso y perjuicio de las drogas.

Programas de enseñanza visual y presencial desde kínder sobre lo que significa el abuso de las drogas, incluyendo la participación de los padres de familia.

El Ministerio de Educación, en conjunto con los organismos públicos nacionales e internacionales y entidades sin fines de lucro que tratan las adicciones por droga, deberían ser responsables de preparar los parámetros a seguir para establecer las guías para abordar el tema en las escuelas públicas y privadas. Hay muchos programas que patrocinarían entidades locales y del exterior.

Fomentar que en el diseño de estas políticas públicas participen expertos dedicados al estudio del tema, como psiquiatras, psicólogos, criminólogos, policías y todo aquel que pueda aportar.

A través del canal educativo del Estado y la cooperación de los canales privados se pueden realizar campañas permanentes para reiterar a los jóvenes, desde temprana edad, las consecuencias del consumo de drogas. En este tema hay mucha cooperación internacional a través de las Naciones Unidas y la OEA. Hay gobiernos que aportan mucho para el desarrollo de estos programas y facilitan los que ellos llevan a cabo en sus respectivos países. En estos temas no hay mucho que inventar.

Promover la ayuda del Estado a centros de recuperación de adictos y de programas como Alcohólicos y Narcóticos Anónimos, para que la difusión de estos programas sea más extensiva, incluyendo en los centros penitenciarios el fomento de la participación de estos grupos de apoyo -incorporando a las iglesias- para que difundan los programas que se preparen.

Se debe incorporar a estas campañas a adictos en proceso de recuperación, dispuestos a contar, con pelos y señales, el martirio que representó su adicción para ellos y su entorno familiar y social.

En el caso de los niños y jóvenes se podría adoptar una mascota símbolo, algo parecido a los que tiene la Caja de Ahorros con Zambo, pudiendo ser algo como el Gato Manuel.

Seguro que podrán salir muchas ideas de verdaderos expertos en la problemática. Lo que no podemos hacer es seguir ocultándolo, mientras no eduquemos con mayor responsabilidad a nuestros ciudadanos, desde que tienen uso de razón, sobre la proliferación indiscriminada del uso de todo tipo de narcóticos y de sustancias dañinas como el cigarrillo y el alcohol.

Es necesario evitar que nuestra sociedad continúe en esta espiral que pareciera no detenerse y que tiene como blanco principal a nuestra juventud. Es necesario evitar que las drogas y los que las promueven, se apoderan de la vida social y económica de nuestras poblaciones, algunas veces de la mano de los gobernantes y políticos.

Abogado y político
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