• 06/08/2022 00:00

Solidaridad a la fuerza

Lo que está pasando en el país es apenas “un avance” de lo que pudiera pasar. Si no se toman correctivos profundos, nuestra realidad social muy pronto será otra, más difícil y para todos: Ricos, políticos y pueblo (clase media y baja).

Lo que está pasando en el país es apenas “un avance” de lo que pudiera pasar. Si no se toman correctivos profundos, nuestra realidad social muy pronto será otra, más difícil y para todos: Ricos, políticos y pueblo (clase media y baja). Así que, nos conviene corregir ahora, por más feo que se vea todo. Ya es hora de que entendamos que las cosas del mundo también nos afectan. En Panamá siempre pensamos que “nada va a pasar” y que “nada pasa”, pero, siendo honestos, aquí pasa de todo. Otra cosa muy distinta es que no queramos verlo ni aprender de ello. Hablando en sentido figurado, como nación deberíamos entender que “la suerte” (como cualquier otro recurso) también se acaba.

La desconexión de los políticos, para con nuestra sociedad, es algo tan tradicional como peligrosamente crónico y progresivo. Sería bueno que el panameño madurara socialmente, y entendiera de una vez por todas, que la gente por la que “vota” no representa su clamor. Muy por lo contrario, pareciera existir una proporción directa entre tragedia popular y disfrute político. Entiéndase, a mayor dolor social, más disfrute político. De no ser así, mostrarían un poco más de solidaridad para con el pueblo durante el proceso de recuperación. ¿Cómo es posible que después del trauma que generó la pandemia, esta gente se comporte así? ¿Qué clase de indolencia es esa? ¿Después de haber visto morir a tantos paisanos afectados por “algo” que ni se veía, ni mucho menos se entendía hace menos de tres años?. Tener que encerrarnos en casa, aterrados, evitando la propagación viral. Luego la vacunación, las diferentes oleadas del virus y la incertidumbre que pasamos. Todo ese tiempo, muchos panameños lo pasaron gracias a la providencia divina, porque la ayuda social no les llegó, o les llegaba muy de vez en cuando (injustificable, en un país tan rico, pequeño y con menos de cinco millones de habitantes). Ahora bien, recién pasando el proceso de vacunación múltiple, de vuelta a la “nueva normalidad” (de muchos salarios reducidos a rajatabla) nos afecta la crisis mundial del combustible. Acto seguido, nuestras autoridades, en lugar de ayudarnos, celebran y derrochan. ¿Será que ellos piensan y sienten que ya es momento de celebrar?

Aunque los políticos hagan alarde de sus excesos, con fiestas y celebraciones de toda índole, yo todavía no veo al pueblo (clase media y baja) celebrando… Están totalmente desconectados de la realidad social del país. Por eso celebran, mientras el resto “menos favorecido” tiene prácticamente que retar al destino para poder sobrevivir entre rastros de la pandemia, alza del combustible y gobernabilidad insuficiente. ¿A dónde quedaron las lecciones de solidaridad y empatía que dijeron haber aprendido de la pandemia? Por eso hoy el pueblo está en la calle, para obligarlos a ser lo que no les nace: Solidarios.

Ingeniero en Sistemas
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