• 08/08/2022 00:00

Oligopolios o… los mártires son los verdugos

Si de algo ha servido la mesa única del diálogo y su transmisión radio televisada es que ha revelado varios hechos sociales que la población panameña ignoraba o por lo menos, no comprendía debidamente.

Si de algo ha servido la mesa única del diálogo y su transmisión radio televisada es que ha revelado varios hechos sociales que la población panameña ignoraba o por lo menos, no comprendía debidamente. Estos hechos son parte de la razón del porqué los grupos de poder más conservadores del país y sus agentes mercenarios, se aterrorizan con que se transmita directamente por medios comunicacionales de cobertura nacional, los planteamientos que allí se han venido haciendo, desnudando algunos de los mecanismos que llevan a la social y éticamente inaceptable inequidad que sufrimos en Panamá.

Uno de estos hechos es que la manipulación a la que antes estaba sometida la población se ha visto reducida en alguna medida en sectores importantes del pueblo, precisamente al conocer cómo es que operan esas empresas llamadas oligopolios. Esto ha llevado a que la propia base popular se esté formando un criterio objetivo acerca del tema de los subsidios, en virtud de que ha comenzado a comprender que estos los terminamos pagando las mismas clases trabajadoras que sostenemos el sistema tributario.

Adicionalmente, la gente está comprendiendo que no solamente lo pagamos las clases trabajadoras mayormente tributarias al tesoro público, sino que con esto beneficiamos a los que son económicamente ineficientes en el sistema productivo… Los monopolios y oligopolios. ¿Por qué? Porque los altos precios que fijan los oligopolios en la canasta básica, sean alimentos, medicamentos, gasolina o energía eléctrica, al no permitir libre mercado, al no permitir más competencia que la de ellos, al protegerse entre ellos para disfrutar altas ganancias, impiden que opere efectivamente la Economía de mercado.

Un segundo hecho social observado ha sido el modus operandi de los dueños de los oligopolios desde el siglo pasado para mantener su hegemonía en la población, tal es, la de acusar al mártir como si fuera el verdugo y viceversa, de forma tal que todos le caigan a piñazos al martirizado y se olviden del verdugo real. Así, conociendo que los altos precios de los bienes de la canasta básica familiar están fijados por los oligopolios, es decir, por el impedimento de la libre competencia (para que aumente la oferta) de la que habla la teoría económica capitalista, lo que ha planteado el conjunto de las organizaciones populares y de pequeños productores que sentaron al gobierno en el diálogo de Penonomé, ha sido que se regulen dichos precios poniéndosele un alto a las exorbitantes ganancias de los que controlan los oligopolios; con esto se reduce el costo a los consumidores. Pues bien, los mercenarios al servicio de los señores oligopólicos, han difundido que lo que las organizaciones populares proponen es “un cambio de modelo” y destrucción de la “libre empresa”, mientras preparan, por supuesto, toda clase de mecanismos para que ni la regulación, ni los precios subsidiados alcancen sus propósitos. Ya hemos conocido de acciones de acaparamiento de ciertas mercancías para que surja un desabastecimiento artificial generado por sus actitudes de codicia y avaricia.

Otra forma de hacer de mártir al verdugo, ha sido la queja de los cascarones de sectores productivos, de que las alianzas representativas del interés popular están en franco “monólogo”, porque ellos no están representados en dicha mesa. Ciertamente, a la fecha, estos grandes empresarios no han tenido mejor representante que el gobierno, por consiguiente, con su inclusión el diálogo se traduciría en mesa de dos (oligopolistas y su gobierno) contra uno (alianzas populares) en dicha mesa.

Es decir, no aceptar tocar mecanismos de regulación en el tema de la canasta básica, sino solamente aceptar el manejo de los topes con subsidios. No aceptar la apertura del mercado de medicamentos de manera permanente y no, como lo plantea el gobierno, un mecanismo temporal y únicamente para una cierta lista de estos. No mostrar con transparencia la fijación de los costos y precios de la energía eléctrica, menos aún aceptar la nacionalización de las empresas del sector energético —como lo hizo Francia hace poco, sin que por eso nadie acusa al derechista gobierno de Macron de ser “comunista”— es evidencia múltiple de que el gobierno está allí representando los intereses de los oligopolios, no de la pequeña empresa ni de los trabajadores. Mientras tanto, los mercenarios al servicio de los oligopolios siguen procurando convencer al país que los mártires son los verdugos.

Sociólogo y Docente Investigador de la UP
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