• 03/10/2022 00:00

Las monarquías de Latinoamérica

“Si la población no entiende que estamos amarrados a un círculo vicioso que no nos lleva a nada, nuestros países latinoamericanos terminarán en quiebra y colapsados”

Al inicio de la humanidad, por la dinámica de las relaciones, un grupo de personas lideró al resto de las tribus, que, en teoría, deben guiar a su gente para trabajar en mancomunidad, pero con el tiempo, no siempre fue así y utilizaron su posición de liderazgo para tenerlos a su disposición, siendo manipulados para sus propios beneficios, tal como sucedió con la monarquía, una de las primeras organizaciones de la civilización.

La monarquía se hizo fuerte al tener un ejército y grupo de personas, leales y fieles a sus ideas y caprichos. Manejándose como seres especiales, que sentían que se lo merecían todo y muchos pueblos europeos se caracterizaron por adoptar el mismo estilo de poder, con reyes, que un tiempo fueron soldados y lucharon por sus tierras.

Las monarquías, quizás, fueron las primeras en gobernar sociedades grandes, pero para sus beneficios personales. Lograron usufructuar el poder, dejándolo como herencia a sus hijos y se convertirían en un sistema de legado familiar, mantenido por siglos, con pocas excepciones, que pudieron mantener cierta armonía con sus súbditos.

Con el tiempo, esta clase hegemónica que se coronaba con títulos de reyes y reinas, ocupado por un clan familiar, finalizó, en muchos casos, de forma trágica, poniéndose fin a una era de abusos, ya que pensaban que todos debían trabajar para ellos.

En una minoría de lugares, la clase monárquica sobrevivió, terminando como una clase de decoración para esa sociedad que fue decidido por ellos mismos, pero no mantuvieron ningún tipo de mandato o quizás, solo cierto tipo de influencias.

Latinoamérica, en nuestros inicios, de alguna forma primitiva, vivió cierto parecido de reyes, con nuestros primeros pobladores, entre los originarios, hasta llegar nuestros conquistadores de Europa, que fue cambiado y la tragedia se dio de otra manera, al reducir abruptamente a la población, por la ambición y el saqueo de nuestros tesoros. Al pasar del tiempo, los latinoamericanos adoptamos, como “países libres”, las nuevas corrientes que dan origen a los sistemas democráticos, con fallos y defectos, que se mantienen todavía.

Como todo ensayo, que con el tiempo cambia, es sabido, los sistemas reestructuran las organizaciones de Gobiernos y se modifican, pero no siempre para bien.

Nuestros sistemas democráticos, incorporaron un sistema presidencial, incluyendo a legisladores o diputados, cuya misión principal, se supone, es buscar mejoras al país. Sin embargo, tenemos altos funcionarios que entraron “pobres” y luego salieron millonarios a costa de los impuestos de todos y algunos continúan en el poder a través de la política clientelista (¿qué hay pa' mí?)

Lamentablemente, hoy día, en la práctica, la clase política de muchos países latinoamericanos es una réplica sofisticada de los sistemas de monarquía, que se dan lujos y viven con privilegios y utilizan los impuestos de la población para sus propios beneficios y protegiendo sus delitos, con impunidad y descaro. Los megaproyectos multimillonarios parecen ser negocios que reciben pagos de extorsiones y chantajes, para los altos funcionarios, medios de comunicación, en ciertos casos, controlados y amenazados, dictaduras de izquierdas y de derecha, que encarcelan a quienes les reclaman libertades, Gobiernos extremistas.

Los escándalos de corrupción nunca terminan en distintos Gobiernos y parecen pactos no escritos de protección y la seguridad social de la población colapsando sin soluciones a la vista y sin importarles la población en sus campañas. Después dicen que van a hacer todo lo que otros Gobiernos nunca hicieron y siempre son los mismos que aparecen en las noticias dando declaraciones que todo funciona bien. Lo peor del caso, que los votantes siempre eligen a los mismos, como si nadie puede hacer ese trabajo y otros caen a cambio de “regalitos”, vendiendo su conciencia.

Si la población no entiende que estamos amarrados a un círculo vicioso que no nos lleva a nada, nuestros países latinoamericanos terminarán en quiebra y colapsados. En educación y salud, como unos de los rubros más importantes, debemos revisar qué estamos haciendo, para no extinguirnos. Votemos por candidatos capaces y con principios éticos.

Mgtr. en Salud Pública.
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