• 10/02/2023 00:00

El gran fracaso

“[...] ante el fracaso escolar resulta necesario el análisis estricto de absolutamente todos los responsables en la tarea conjunta de formar e informar a aquellos que dirigirán en su momento los destinos de la nación”

Las sociedades cambian con el pasar de los tiempos. Así mismo, cambian sus intereses. Lo importante es la meta que buscan alcanzar. Lo triste sería carecer de metas o que las metas que se proponen no correspondan a la búsqueda de un mejoramiento integral y genuino.

Para lograr sus metas y según sus intereses, las sociedades deben formar e informar a sus componentes individuales, en especial, a las nuevas generaciones. Estas últimas serán las encargadas de llevar a cabo los cambios conducentes al alcance de la meta.

Obsérvese que son las sociedades las que deciden y definen los cambios y no las instituciones educativas que, en realidad, son los instrumentos utilizados para llevar a cabo tales cambios.

Conforman la sociedad una serie de instituciones que van desde las familias hasta los Gobiernos nacionales.

Entonces, ante el fracaso escolar, mal puede endilgarse toda la responsabilidad a los docentes.

Una serie de conceptos básicos en la construcción de los nuevos individuos debe llamar nuestra atención: responsabilidad, respeto, obediencia, orden, jerarquía, autoridad, empatía, patriotismo, solidaridad, humildad, tolerancia, resiliencia, trabajo en equipo, compromiso, cosmovisión. El entendimiento y la asimilación de estos conceptos debe ocurrir desde los primeros días vida y sus facilitadores deben ser los miembros de la familia. La concreción de esta, que es la verdadera etapa inicial de intervención educativa, viene a convertirse en ventana a través de la cual entran, se entienden y se aceptan las nuevas ideas.

Cuando se trata de las nuevas generaciones, debe siempre recordarse que no vienen solas ni formadas por el aire. Ellas son hechura primero de la familia y del entorno social y, luego, de los sistemas educativos. Siempre que los conceptos antes mencionados estén claros y reforzados durante los años más impresionables, el paso de los estudiantes por los sistemas oficiales de educación se hace llevadero y gratificante para todas las partes involucradas. No sucede lo mismo cuando no se han dado los pasos iniciales dentro del entorno familiar. En este punto de quiebre, urge no solo la ayuda de los docentes para reparar los baches del camino, sino principalmente la autoevaluación y la anuencia de los acudientes con respecto a la urgencia de dichas reparaciones.

Sea cual fuere la disciplina -matemáticas, idiomas, ciencias, historia, arte, tecnología, geografía, cívica- su asimilación será mejor si los aprendices tienen claros los conceptos de responsabilidad, respeto, obediencia, orden, jerarquía, autoridad, empatía, patriotismo, solidaridad, humildad, tolerancia, resiliencia, trabajo en equipo, compromiso, cosmovisión, porque solo de ese modo entienden ellos y, sobre todo, los acudientes y, al final, la sociedad entera, por qué y para qué se asiste a la escuela. Entonces, ante el fracaso escolar resulta necesario el análisis estricto de absolutamente todos los responsables en la tarea conjunta de formar e informar a aquellos que dirigirán en su momento los destinos de la nación.

Antes de levantar el dedo acusador, valdría la pena buscar las respuestas más sinceras a las siguientes preguntas: ¿tiene claramente definida su meta educativa la sociedad panameña?; ¿cuál es la meta educativa de la sociedad panameña?; si existe una meta educativa, ¿concuerdan las estrategias y los procedimientos implementados con dicha meta o son contrapuestos a ella?; si concuerdan las estrategias y los procedimientos, ¿se respeta su verticalidad o se dan distorsiones amañadas?; ¿cumplen los acudientes con su papel formador e informador para con sus acudidos?; ¿con qué tipo de nuevos ciudadanos sueñan los acudientes y la sociedad en general?

Se espera que el consenso de las respuestas a estas preguntas sea la poderosa luz con que se hagan visibles las causas de este problema para todos aquellos que son ciegos simplemente porque no quieren ver.

Docente en ejercicio para escuela media.
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