• 18/03/2023 00:00

El camino a seguir

“[...] el Instituto Fraser y el Instituto Cato han elaborado un índice de libertad humana, donde, además de la libertad económica, se toman otros factores, como libertad de expresión, libertad de asociación, [...]”

Noviembre de 1989, la caída del muro de Berlín marca el inicio de la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas soviéticas (URSS) y sus países satélites. Entre esos países se encontraban Estonia y República Checa, donde esta última termina en 1993 convirtiéndose en una república independiente.

Por su parte, Panamá para diciembre de 1989 sufre una intervención militar que significa el fin de una dictadura militar. Estos tres países sufren un punto de quiebre donde es necesario decidir cuál es el camino que deben tomar para crear riqueza y traer consigo bienestar a cada uno de los individuos dentro de sus sociedades.

El Instituto Fraser desde 1995 ha desarrollado un índice de libertad económica, donde se toman en cuenta factores como: tamaño del Gobierno, el sistema jurídico, respeto de la propiedad privada, libertad financiera, regulaciones. Para ese mismo año, Panamá ocupada el puesto 18, República Checa ocupaba el 54 y Estonia el 60. Para el año 2022, Panamá ocupa el puesto 41, mientras República Checa ocupa el 17 y Estonia el 8.

Adicionalmente, el Instituto Fraser y el Instituto Cato han elaborado un índice de libertad humana, donde, además de la libertad económica, se toman otros factores, como libertad de expresión, libertad de asociación, libertad religiosa, seguridad y protección y libertad de relaciones. Para el 2008, Panamá ocupaba el puesto 47, Estonia ocupaba el 14 y República Checa el 21, mientras para el 2022, Panamá ocupa el puesto 55, República Checa el 18 y Estonia el 3.

Podemos ver los caminos que cada uno de estos países decidió tomar. Mientras, Estonia y República Checa se abrieron al libre mercado bajo el liberalismo político y económico, donde se busca limitar al Estado, respetar la libertad individual, los contratos libres y todo el mecanismo de la “mano invisible”, para mejorar las condiciones de sus ciudadanos por medio de la acción humana. Panamá prefirió mantener un sistema mercantilista o capitalismo de amigos que le había funcionado y sido útil, generando riqueza, crecimiento y bienestar, pese a todas las trabas e impedimentos al funcionamiento del libre mercado que conlleva este tipo de sistemas.

Lo que muestran estos índices, es que el mejor camino para un individuo y la sociedad es crear y preservar aquellas instituciones que permitan la libertad de las personas para buscar sus propios fines, respetando siempre la libertad de los demás. Mientras más se abran los países al libre mercado mejor bienestar y calidad de vida tendrán sus ciudadanos, mayores libertades y mayor seguridad.

Por otro lado, mientras un país cree mecanismos que entorpecen al libre mercado, que restringe libertades individuales, que genera incertidumbre y no logra brindar seguridad a sus ciudadanos, son países que terminan estancándose y solo pueden avanzar mediante la fuerza y la coacción, sustituyendo la libertad por la opresión y el miedo. Donde el individuo es sustituido por el colectivo. En otras palabras, el continuo intervencionismo que genera un sistema mercantilista o capitalismo de amigos para generar riqueza conlleva una transición lenta hacia un Estado planificado o totalitarismo.

Por más que algunos individuos o grupos quieran hacer creer que intervencionismo es igual a libre mercado, y que por ende el mejor camino que deben tomar las sociedades es un sistema colectivista (socialismo, fascismo, sindicalismo, progresismo), por ser más humanista y democrático, los datos y las experiencias dicen lo contrario. En realidad, no hay sistema más humanista que el libre mercado, no hay sistema más justo e igualitario que el libre mercado, por más que sus detractores quieran usar indicadores para decir lo contrario.

En el índice de libertad humana de Fraser los primeros puestos los ocupan Suiza, Nueva Zelanda, Estonia, Dinamarca, Irlanda, Suecia, Finlandia, Países Bajos y Luxemburgo; los últimos los ocupan Libia, Irak, Somalia, Arabia Saudita, Egipto, Irán, Venezuela y Siria. En el índice de percepción de la corrupción figuran Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda, Singapur, Suecia, Suiza y Países bajos. Mientras en el fondo están, Nicaragua, Haití, Venezuela, Siria, Somalia y Corea del Norte. En el índice de “rule of law”, Dinamarca, Países Bajos, Luxemburgo, Estonia e Irlanda están en los primeros puestos; Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Egipto, Haití están en el fondo.

Para los defensores del colectivismo como bienestar social, podemos ver cómo los primeros países en progreso social son: Noruega, Países Bajos, Alemania, Estonia e Irlanda, pero en el fondo tenemos a Venezuela, Haití, Nigeria, Egipto (Cuba y Corea del Norte, no aparecen).

Podríamos seguir buscando indicadores y lo más probable es que sigan apareciendo entre los primeros y últimos puestos los que ya hemos mencionado. Esto debe servir para demostrar los beneficios del porqué Panamá debe corregir su rumbo actual y retomar el camino correcto a través del liberalismo y libre mercado. Tomar el camino que nos quieren vender ciertos grupos de la sociedad civil, organizaciones, políticos y medios, que el camino es por medio de ideas colectivistas, de reparto de la riqueza y de hacer más iguales a los panameños, atribuyendo el fracaso del “Capitalismo” y del “Libre Mercado”.

Venezuela fue un país que utilizó la narrativa del fracaso del “capitalismo” y el “Libre Mercado” para elegir el camino al socialismo. Para 1990, ocupaba el puesto 58 en el índice de libertad económica. Para el 2022, ocupaba el puesto 163 de 165 países. No repitamos el mismo error de dejar que el altruismo y el colectivismo se impongan por encima del individuo y la libertad.

Economista
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