• 16/04/2023 00:00

Incontenible la sagaz crisis bancaria mundial

“Mientras se reconstruye el nuevo orden económico mundial, necesitamos [...] hacer prevalecer la soberanía económica en todos los renglones productivos”

Cuando se recibe la información de que Silicon Valley Bank, Signature Bank y First Republican Bank están en quiebra y han pasado a ser controladas por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos de Estados Unidos (FDIC) y que la Unión de Bancos Suizos (UBS) se hace cargo de Credit Suisse, problema que tienen que resolver Deutsche Bank y otros bancos europeos; esta cruda realidad bancaria/financiera nos indica que estamos ante una dinámica crisis bancaria mundial.

Se afirma que dichas quiebras se debieron a clientes denominados “start-up” tecnológicos, cuyos depósitos los bancos invertían en bonos de tesoro de EE. UU., al subir el Sistema de Reserva Federal (FED) los tipos de interés, el valor de los títulos se cayó, provocando que la financiación de los “start-up” se agotara y dichas empresas empezaron a retirar sus depósitos; también las acciones de los bancos han caído debido al impacto de los fallos en la gestión de riesgos. Startup es un ícono dentro de la economía digital, se asocia a empresas grandes como Google o Facebook, se le considera una organización diseñada para trabajar en ambientes de extrema incertidumbre. Todo el sistema bancario pasa un mal momento, pero las empresas tecnológicas son las más perjudicadas, dado que el aumento de los intereses reduce la cantidad de fondos de capital disponibles para los “start-up”.

El fundamental pecado de los bancos fue usar los depósitos de los “startups” tecnológicos para comprar bonos del tesoro de largo plazo, si los clientes decidieron retirar sus depósitos, el banco tendrá que vender los bonos antes de su vencimiento, asumiendo fuertes pérdidas, máxime si las alzas de tasas de interés hacen que pierdan parte de su valor.

Aunado a esta gran crisis bancaria mundial, hay otros escenarios que la agudizan y la globalizan, esta el caso del conflicto Rusia-Ucrania, que genera gran inestabilidad en el mercado tecnológico (“hardware”, “software”, piezas electrónicas), si el problema sigue agudizándose.

Los bancos centrales de todo el mundo han elevado el precio del dinero para tratar de reducir la imparable inflación, que aumentó a sus mayores niveles en décadas con cifras de doble dígito en muchos países. Tras años de tipos de interés bajos, este aumento ha provocado toda una crisis globalizada. Los bancos que poseen bonos del Gobierno, cuyo precio baja cuando suben las tasas de interés, de repente han descubierto que sus activos valen menos.

El crecimiento mundial se está desacelerando de manera abrupta y esto produce una mayor desaceleración a medida que más países entren en recesión. A medida que sigan subiendo las tasas de interés, los precios de los bonos caerán, seguirá aumentando la inflación y el pago de toda deuda. El sistema bancario se debilitará más y entraremos en una aguda recesión económica.

Para nuestro caso, además de circular el dólar, tenemos un sector bancario muy a fin con el capital internacional, lo cual se reflejará en el accionar de los créditos, inversiones y bonos gubernamentales. Sumado al aumento de la inflación, el aumento de los intereses del crédito, hace obligatorio endeudarse más, lo que nos lleva a la quiebra. Por lo tanto, tenemos que reajustar nuestro presupuesto, no endeudarnos más y bajar el consumo, sobre todo el consumo suntuario. Igual para el Gobierno, reducir gastos y deuda, equilibrar los ingresos con los gastos, elevar el poder adquisitivo de todos y dinamizar el círculo económico que nos lleve a mejores niveles de bienestar social; es decir, menos desempleo, menos pobreza y mejor calidad de vida.

Mientras se reconstruye el nuevo orden económico mundial, necesitamos lograr tasas de inflación bajas, estabilidad social y jurídica, un mayor crecimiento y un desarrollo económico sostenible, hay que volver a la producción nacional y hacer prevalecer la soberanía económica en todos los renglones productivos.

Economista
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