• 15/03/2017 01:02

El 8 de marzo, el Canal y la mujer panameña (ii)

Deseo destacar la colaboración que recibí de todas, especialmente de Vilma Ch. de Young

La presidenta era Berta Q. de Moscote, pero otras querían un protagonismo para Berta T. de Arosemena, así que les pedí su cooperación, y ambas me encomendaron buscar una fórmula de avenencia.

Era justo reconocer a Berta Q. de Moscote como presidenta y otorgarle un rol importante a Berta T. de Arosemena porque tenía el perfil para entregar un mensaje de Panamá al mundo.

Deseo destacar la colaboración que recibí de todas, pero especialmente de Vilma Ch. de Young, quien fue clave para la logística y el orden; de Noemí (Tita) Guizado, inseparable compañera que nos ayudó a pensar y separar una cosa de la otra; de Alma Montenegro de Fletcher, etc.

La delegación presentó una resolución que resumía nuestros objetivos en las negociaciones. Un representante del Departamento de Estado se acercó al cubículo de la delegación, pero la profesora De Arosemena lo dirigió a mi persona.

Era asesor y quería conversar conmigo en privado. Me pidió que retirara la resolución porque era ‘unilateral' y redactáramos otra en nombre de nuestros dos países.

Le respondí: ‘Comprendo su rol, pero aún estamos negociando y sólo tenemos algunos acuerdos en principio que no son definitivos. Mientras estemos negociando necesitamos explicarle nuestros objetivos a la comunidad internacional. Ustedes, en cambio, se consideran tan poderosos que no requieren apoyo internacional, pero Panamá sí. Su propuesta de una resolución conjunta no es aceptable'.

Respondió: ‘Señor Yao, le agradezco su aclaración, pero creo que es importante transmitir al mundo que Panamá y EE.UU. están negociando armónicamente. Estamos dispuestos a conversar más de cerca con usted, para lo cual le invito a reunirnos en mi hotel.'

Como tenía experiencias con la CIA, en Panamá (1966-1968); en la Zona del Canal (1969); en Washington, cuando me secuestraron (1970); en La Haya, Holanda, cuando intentaron comprarme o eliminarme (1970-1971), rechacé la invitación para redactar otra resolución.

A mi regreso, el canciller Tack me mostró una carta del embajador de EE.UU. en la cual se quejaba de mí. Decía que ‘Julio Yao desconoce las normas elementales de la diplomacia.' Yo me sonreí, el canciller se sonrió y la archivó.

EE.UU. estaba contrariado porque la Conferencia había aprobado la resolución que pedía el desmantelamiento de la colonia y las bases militares en Panamá. Un hecho extraordinario porque en las Naciones Unidas ¡jamás antes se había aprobado una resolución que exigiese la evacuación de las bases o el reconocimiento de nuestra soberanía en la Zona! Nos vengamos así del veto norteamericano en 1973.

No fue ésta la única presión que sufrimos. Unos ocho hombres abordaron a las dirigentes, quienes nuevamente los remitieron a mi persona. Eran gente de Israel quienes, groseramente y disgustados, gritaron:

‘Señor Yao: Usted sabe bien que Panamá tiene muy buenas relaciones con Israel desde siempre y las tiene ahora. Yo le exijo que retire el copatrocinio de la resolución que califica al Sionismo como una forma de racismo, ¡o aténgase a las consecuencias!'

Panamá había copatrocinado, en reciprocidad, una resolución que decenas de países árabes, socialistas y no alineados habían propuesto, ya que a estos mismos Estados les habíamos solicitado auspiciar la nuestra.

Les respondí: ‘Señor, en primer lugar, le pido que baje el tono de su voz. Quiero recordarle que soy Embajador Especial y Asesor de esta delegación, ¡no un empleado de Israel! En segundo lugar, Sionismo no es un término sinónimo de Israel, por lo cual no los estamos ofendiendo, pero con todo respeto le digo que sí existe una convicción generalizada de que en Israel practican distintas formas de racismo. Dejen que esta Conferencia se pronuncie democráticamente a favor de la resolución y que Israel se manifieste en contra. Pero no nos siga coaccionando ni interfiriendo con nuestra soberanía.'

Llamé al canciller Tack para mantenerlo al tanto a sabiendas de que habría una protesta de la Embajada de Israel. Me contestó: ‘Ya me llamó el embajador, pero como estoy con Omar, déjame hablarle.' Después de una pausa, añadió: ‘Dice el general que eches pa'lante, que tú tienes luz verde'.

La resolución fue aprobada, después de escuchar el discurso vibrante y patriótico de Berta T. de Arosemena, directora General del IPHE y, luego, rectora de la Universidad de la Américas (Udelas).

Me sentí entonces y me siento orgulloso hoy de la mujer panameña, que profundizó la internacionalización de la causa y aportó así a la liberación nacional.

EL AUTOR ES ANALISTA INTERNACIONAL, EX ASESOR DE POLÍTICA EXTERIOR Y ESCRITOR.

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