• 10/03/2025 00:00

¡A la escuela!

Los estudiantes que hoy inician el año lectivo 2025, no se encontrarán en las mismas condiciones, porque depende en dónde viven y el estado en el que encontrarán sus escuelas

No sé si estas últimas generaciones han tenido la oportunidad y la dicha de que cada año el retorno a la escuela se viva con entusiasmo y alegría.

Imagino que muchos que leen este artículo recordarán el placer de oler los libros y los cuadernos nuevos, de volver a encontrarse con los compañeros de colegio y de anhelar aprender cosas nuevas. Lo cierto, también, es que las vacaciones se nos hacían largas después de varios meses, quizás porque no había tabletas, ni videojuegos y los entretenimientos estaban limitados aún para aquellos que gozaban de una holgada posición económica.

En el día de hoy regresan a los centros educativos 1.224.656 estudiantes, de los cuales 1.018.273 asistirán a las escuelas oficiales y 206.383 a las escuelas privadas.

Y todos estos alumnos, niños y jóvenes, no se encontrarán en las mismas condiciones para empezar el año escolar, pues todo dependerá en dónde viven y el estado en el que encontrarán sus escuelas; todo parece indicar que no podremos saber si ha habido —en estos 3 meses de vacaciones— en aquellas que no están a la vista de los medios de comunicación, ubicadas en lugares remotos, un esfuerzo por mejorar las condiciones en que se encuentran.

Cuando analizamos todas las cifras, tanto de la cantidad de estudiantes como del número de escuelas, perdemos de vista las dificultades que decenas de miles de niños y jóvenes tienen diariamente para asistir a clases. Muchos estudiantes deben caminar varias horas de ida y vuelta por caminos pedregosos, lodazales y ríos; largas distancias de un trayecto diario que muchos realizan para acudir a la escuela porque les espera una crema nutritiva y un almuerzo caliente, si es que este se ha restituido luego de que la actual ministra decidiera sustituirlo por una comida deshidratada traída del Brasil, que resultó un tremendo fracaso y contribuyó a elevar los niveles de desnutrición que se habían mejorado de manera notable durante el gobierno de Martín Torrijos.

El Ministerio de Educación debería poder informar a la opinión pública si continúan los programas de salud escolar, mediante los cuales se desparasitan a los niños de áreas rurales y comarcales y si se les proporciona un calzado adecuado para evitar reinfecciones por parásitos, que contribuyen al estado precario de la salud del estudiantado.

Proveer de libros y cuadernos es esencial y los mismos no pueden ser sustituidos por tabletas o computadoras, propuesta hecha por personas que no han visitado jamás ninguna de estas áreas, en donde no hay electricidad y mucho menos internet, donde el techo de zinc de las escuelas no soportaría los famosos paneles solares; lo que convierte a estas propuestas en verdaderos desatinos.

Este Gobierno no puede consentir en continuar la irresponsabilidad de los anteriores, que han permitido un enorme deterioro de la educación pública con terribles consecuencias para el futuro de millones de niños y jóvenes panameños, quienes no podrán ingresar a las universidades públicas o privadas. Los nefastos resultados de la prueba Pisa, que la ministra Molinar desea ignorar, no pueden volver a permitirse.

Ningún escolar debería llegar a sexto grado sin saber leer y sin comprender lo que lee; además de sumar, restar y dividir, conocimientos básicos para poder tener acceso a toda la enseñanza que deberá recibir en la escuela premedia y media.

Es impostergable la revisión de los planes de estudios, porque muchas veces la carga de materias evita centrarse en los elementos más importantes; parece increíble que un estudiante de 5.º grado tenga más de 10 materias, las que tendrán que darse de manera superficial porque el horario escolar no alcanza para todas ellas.

Más allá de español, inglés, matemática, que deben darse diariamente y repartidos durante la semana, el estudiante tiene clases de historia, cívica, ciencia, geografía y educación física, así como otras opciones, que se puedan dejar a libre elección, como religión, música, dibujo, robótica, etc.

Feliz comienzo del año escolar, ojalá sea para todos lleno de entusiasmo y alegría.

*La autora es exdiputada de la República de Panamá
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