• 18/04/2024 23:00

Actividades culturales en la UTP

Como es sabido, en las páginas de Maga han publicado prácticamente todos nuestros autores destacados y muchísimos nuevos [...]

Escribo estas reflexiones con humildad y agradecimiento. Acaso porque una mirada al pasado puede ser, como en mi caso, motivo de celebración por habérseme concedido durante 25 años consecutivos la posibilidad de laborar en el área de cultura, de una manera u otra, en una institución educativa tan prestigiosa como sin duda lo es la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), fundada por mi tío, el Dr. Víctor Levi Sasso, quien además de haber sido el primer ingeniero panameño graduado en el exterior, era un gran humanista y reconocido educador.

Entré a trabajar en un ya lejano 1996, cuando aún no se contaba con un campus propio y las muy diversas funciones administrativas y docentes se realizaban en un edificio prestado de la Universidad de Panamá (frente a la Facultad de Arquitectura). Desde el principio fungí como coordinador de difusión cultural, cargo que para entonces no existía, gracias al apoyo recibido por el entonces rector, Ing. Héctor Montemayor Ábrego.

También se me pidió en los primeros meses, extraoficialmente, realizar otras dos labores que me parecieron vitales en cualquier entidad educativa estatal: (a) asesorar en la paulatina creación de un editorial universitaria; y (b) empezar a publicar, a manera de coedición de la UTP con sus autores, buenos libros de escritores nacionales, en los géneros cuento y poesía. Sin duda las autoridades de aquella época conocían mi anterior labor como jefe de letras en el antiguo Instituto Nacional de Cultura (INAC) y posteriormente como director de la Editorial “Carlos Manuel Gasteazoro” de la Universidad de Panamá.

Debo reconocer aquí el invaluable apoyo que me dio durante varios años el ingeniero y escritor José Luis Rodríguez Pittí, de forma gratuita, en el aspecto de diagramación y diseño gráfico de los libros que fui seleccionando por su calidad literaria y humana. Aprovechando que en el campus central había una pequeña imprenta, a esa colección, que alcanzó cierta notoriedad en su momento, la llamé “Cuadernos marginales”, porque más que libros propiamente dichos se trataba de cuadernillos engrapados en el lomo. Por supuesto, esto fue años antes de que se creara la Editorial Tecnológica.

Muchos fueron los autores hoy reconocidos que empezaron dándose a conocer en dicha rudimentaria colección. Si no me falla la memoria, algunos de los más respetados son: Melanie Taylor, Carlos Fong, Yolanda Hackshaw, Félix A. Quirós Tejeira, Annabel Miguelena, Roberto Pérez-Franco, Alex Mariscal, Eyra Harbar, Carlos O. Wynter Melo y Eduardo Soto, además del mismo José Luis Rodríguez Pittí, entre otros.

Años más tarde, también se me autorizó la coedición bianual con la UTP de la revista cultural “Maga” (que fundé en agosto de 1984). Esta publicación la traspasaría en 2008 a la UTP, pero me dejaron a cargo de su dirección hasta 2024. Como es sabido, en las páginas de Maga han publicado prácticamente todos nuestros autores destacados y muchísimos nuevos, además de ocasionales escritores de Centroamérica y México. Y cabe destacar que internacionalmente la UTP es admirada por el apoyo que le han dado a esta y otras iniciativas literarias a lo largo de los años.

Me parece indispensable recordar que tanto el anual “Diplomado en Creación Literaria” (que fundé en 2001, con duración de tres meses y la enseñanza de ocho asignaturas dictadas por connotados autores nacionales), el cual sigue vigente; como también los certámenes anuales, Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán” y Premio “José María Sánchez” de Cuento, han sido un valioso estímulo para nuestros creadores. Varios de ellos después habrían de ganar el Premio Nacional de Literatura “Ricardo Miró” en alguna de sus secciones.

A lo que hay que sumar el más reciente Premio “Diplomado en Creación Literaria”, que es solo para egresados de esa actividad, así como el Premio de Literatura Infantil y Juvenil “Hersilia Ramos de Argote”, creado por el poeta Héctor Collado, quien con el tiempo habría de reemplazarme. Cabe agregar que es con el aporte de la prestigiosa empresa de bienes raíces Sucasa, que las obras ganadoras son publicadas por la UTP.

También debo expresar mi satisfacción por la oportunidad que se me dio de organizar durante varios años consecutivos un “Congreso Internacional de Literatura”, a menudo de tema panameño, en el campus “Víctor Levi Sasso” de la UTP. Por último, no olvidemos la ya longeva existencia en las redes de un “Directorio de Escritores Vivos de Panamá”, que suele mantenerse al día e informa en detalle sobre la trayectoria de nuestros autores nacionales. Ojalá que todas estas fructíferas iniciativas culturales mantengan su vigencia

El autor es escritor, editor, profesor universitario
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