• 10/07/2021 00:00

Aguas del Bayano: reserva para la expansión, vida y salud de los panameños (1)

“En nuestro caso, los panameños, aunque contamos con una red hídrica envidiable […], ya se perciben indicios de que habrá escasez y competencia en el desarrollo del país por el uso del agua […]

En el sistema capitalista globalizado, existen los mercados de dineros donde los Gobiernos acuden para contratar y obtener préstamos de millones de dólares para el funcionamiento y desarrollo de sus respectivos países; sin embargo, no existe ni se prevé existirá en el mundo un banco ni organismo creado para el desarrollo, donde acudir y comprar el agua que tu pueblo requiere a ningún precio.

En nuestro caso, los panameños, aunque contamos con una red hídrica envidiable para satisfacer las necesidades humanas, ecología y bosques, producción de alimentos, actividades de comercio e industrias, turismo, construcción, explotación minera y el funcionamiento del Canal, este, nuestro rico potosí, operado hoy por panameños en condiciones satisfactorias, pero que pueden mejorarse aún, ya se perciben indicios de que habrá escasez y competencia en el desarrollo del país por el uso del agua, en la medida en que la población siga aumentando y se incremente el tránsito de barcos por el Canal, que nos situará ante el dilema que hace años advertimos, en otro artículo de opinión, “Cruzamos barcos o tomamos agua”. Tan cierto es, que ya no deben existir dudas, el elemento agua para nosotros los panameños, no solo es imprescindible para la vida y bienestar humano, sino, además, el elemento estratégico para nuestro desarrollo al infinito, aunado a la ventajosa posición geográfica hemisférica. Este cúmulo de realidades irrefutables, compromete a la presente y futuras generación de gobernantes en la disyuntiva de estadistas o políticos en el poder con bajas calificaciones, situación que se definirá al decidir estos, si entregamos a la ACP el caudaloso y majestuoso río Bayano y su lago de 35 mil h de espejo de aguas, para el negocio de cruzar barcos a cambios de miles de dólares; o, por lo contrario para atender la expansión de la ciudad capital, nuevos acueductos, salud y calidad de vida de los panameños.

¡He aquí el dilema!, queridos compatriotas, ante la encrucijada actual que imaginábamos aún tan distante por un siglo en llegar, pero se adelantó. Además de las consideraciones ya expuestas, hay que tener presente que nos regimos por un Estado de derecho y ley, recordamos al Sr. Presidente y ministros de Estado, así como la Constitución de Panama, en su Título XIV, artículo 316, otorga privativamente a la ACP uso y conservación de los recursos hídricos de la exuberante cuenca hidrográfica del Canal de Panamá, con una extensión generosa e inmensa de alrededor de 560 mil h, formada por la biodiversidad de infinitos recursos naturales tropicales inmersos en su medio ambiente, bosques, vida silvestre, el agua de los lagos y sus corrientes tributarias, los ríos, manantiales y la propia tierra, nosotros, el Soberano, comprendemos de igual manera, en obligante reciprocidad constitucional, que la ACP no debe pretender o aspirar anexar otras cuencas, ríos y lagos a su patrimonio que previamente ya le ha demarcado con sus límites y rumbos el Título Constitucional XIV, EL CANAL DE PANAMÁ.

Vale precisar entonces a nuestros gobernantes y magistrados de la CSJ, diputados, Junta Directiva de la ACP, y aspirantes a la Presidencia de la República, que tendríamos que recurrir a reformas constitucionales más un referéndum popular, para modificar o eliminar los artículos 50 y 258, más el Capítulo 8, Régimen Agrario, antes, para que el Soberano permita a la ACP incorporar a su patrimonio el dominio, uso y explotación de la cuenca del río Bayano, sus aguas corrientes y las aguas del embalse o lago del mismo nombre.

Por supuesto que se traduciría en recurso o fondos económicos, pero a un alto costo social y sacrificio humano, como la otrora república de ayer en el vientre marsupial de los EU, que se podría definir hoy como una explotación aberrante e inmisericorde de la ACP contra su propio pueblo. Además, recordemos los dólares se compran, el agua no, porque nadie te la vende. Vale decir también, el negocio de trasegar barcos tiene sus límites expansivos, cuando este perjudica o entra a competir y conflictos con los espacios y medio ambiente que requiere la vida humana, en este caso nosotros los panameños.

Quizás ha llegado el momento de reevaluar seriamente, por virtud de los adelantos tecnológicos mundiales, la alternativa que presento hace 51 años la Comisión Tripartita EU, Japón y Panamá del Canal a Nivel por la ruta de Puerto Caimito - río Lagarto en el Atlántico, o Mandinga, Guna Yala…, también la alternativa binacional por el río Atrato en Colombia. Como es fácil comprender, ya este proceso espontáneo de expansión territorial de la periferia de la capital, sobre todo hacia el Darién, es indetenible, a causa de la explosión demográfica e inmigración de almas desesperadas centroamericanas y por la frontera sur.

Felizmente, nosotros confiamos en la inteligencia y prudencia del ministro y administrador del Canal, igual de los caballeros que integran la Junta Directiva, con la virtuosa visión de desarrollo integral País/Canal y no solo Canal/Canal y capacidad de encender las luces largas de reflectores que iluminen un devenir de nuestro mañana de la conquista y desarrollo sostenido de la inmensa vertiente del Atlántico, Reserva y Banco de Aguas Estratégicas al Infinito.

Los panameños debemos despertar, ante la amenaza probable de que otros pueblos trashumantes de la región centroamericana y Colombia, nos colonicen el 50 % del Panamá Atlántico. Finalmente, hace tres años fuimos atendidos por el exadministrador, Ing. Jorge Quijano, en cortesía de sala en la ACP… El desarrollo de aquella reunión lo explico en la parte 2.

Ciudadano, general retirado, exministro.
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