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- 11/01/2012 01:00
Del amor al odio
H istóricamente, la relación entre periodistas y políticos ha sido tensa y muchas veces hasta crucial y, es así, como debe ser cuando los políticos intentan que los periodistas no cuenten lo que va contra sus intereses personales, partidistas y, ese largo etcétera de repulsas que nos lleva hasta el escalofrío. Escalofrío hasta lo febril he de sentir cuando algunos sinvergüenzas de alto poder económico hacen que el pueblo tenga sus bolsillos vacíos de esperanzas e ilusiones. Un ejemplo clásico, son los que se burlan del fisco y luego se quieren glorificar como los grandes demócratas y patriotas de este país y utilizan los medios para enmascarar su delito e hipocresía.
Los periodistas son seres humanos, con sentimientos y emociones. Y, necesitan trabajar por su supervivencia y, bajo este contexto, algunos que otros, escribirán la nota periodística tal y como es, con la verdad, hasta que los intereses del medio al que trabaja la censura o la dejará correr. Y, si de censura hablamos, me pregunto: ¿hasta dónde puede llegar un periodista si tiene que escoger entre lo que su conciencia le dicta: la verdad; o, mantenerse servil a los intereses del medio? Y, te pregunto: ¿qué valor tiene un periodista consagrado a su profesión y dice la verdad y, el otro que tiene la profesión consagrada a los intereses del dueño del medio y, que no tiene sino esa única oportunidad de trabajar para ese medio?
Entre políticos, dueños de medios y periodistas hay coqueteos, confidencias, discusiones, odios e intereses. Pero también hay políticos y periodistas que son gente honrada, dedicada y competente que hace bien su trabajo. Sus obligaciones es para con la sociedad a la que pertenece. Pero, aquel periodista que no tuvo el hábito al estudio, al análisis, de la de la lectura ni de todos esos instrumentos que se necesitan en cualquier orden de la vida para hacer una tarea medianamente digna, ¿qué puedes esperar de él? Lo mismo sucede con el político que no tiene tiempo ni para avanzar en su formación, ¿qué se puede esperar de él?
Políticos y periodistas se necesitan, pero deben mantener una frontera inquebrantable que no convierta la relación profesional en el típico compadreo de colegas ni en el servil sometimiento a la esclavitud. Los periodistas tienen en el político una fuente informativa de indudable valor y este encuentra en ellos su canal indispensable para trasladar sus mensajes a los ciudadanos. Ambos se necesitan y deben caminar juntos, pero no revueltos.
Permíteme decirte esto: el gobierno actual así como ha cometido errores y esperemos que no los siga cometiendo, también ha hecho cosas buenas para el país. Pero, ¿qué vende más? ¿La noticia que informa lo malo o la que informa lo bueno? Lógico, la que te dice lo malo y si eres servidor público, no te queda otra que defender tu verdad y, si es lo contrario, aguante mi estimado o háganos el favor de irse para su casa. Bajo esta perspectiva el morbo juega su papel. Y, ¿sabes por qué? Porque el morbo está ligado a la conducta de toda persona que vive de esta afección y te explico: si fuiste de aquellos que creció en un ambiente de críticas, cuando adulto tendrás la predisposición a la crítica, pero no a la crítica constructiva sino a la crítica negativa, sin objetividad alguna. Y, si eres de personalidad contradictoria, en otras palabras, si eres de los que nunca está contento contigo mismo, jamás estarás contento con nadie. Ni para bien ni para mal. Y, alimentarás tu ego con las noticias que solo emite información falsa y destructiva y eso te hace feliz. Por eso es indispensable que el periodista sea prudente y le conceda al lector que saque sus propias conclusiones sobre lo publicado.
Aquí se habla de que el gobierno actual es perseguidor, pero también te encuentras periodistas y medios en franca persecución hacia el gobierno. Y, esto sucede cuando los políticos y periodistas olvidan que son solo dos lados de un triángulo cuyo tercero y más importante es el ciudadano que se queda a la sombra y, se establece en los dos primeros una relación bilateral: los políticos hablan pensando en los periodistas y éstos escriben como si su destinatario único fueran los políticos.
Thomas Jefferson está considerado como uno de los padres fundadores de la nación Americana. El tercer presidente de los EE.UU. pasó del amor al odio hacia los medios sin morderse la lengua. Al comienzo de su gestión dijo: ‘Prefiero periódicos sin gobierno, a gobierno sin periódicos’. No obstante, en su última etapa como presidente, escribió de la prensa entregada a la falsedad: ‘Nada se puede creer de lo que se lee ahora en un periódico. La verdad misma se vuelve sospechosa al ser colocada en ese instrumento contaminado. Quiero añadir que la persona que nunca echa una mirada a un periódico está mejor informada que aquella que los lee…’.
Opino que entre políticos y periodistas, del amor al odio, hay un solo paso. Lo mejor es no llegar a la amistad pero tampoco a la enemistad. Los almuerzos, compadreos, batallas infernales y dinero por debajo de la mesa, mejor lo tienen con otros. Para nosotros la verdad y nada más que la verdad.
ESPECIALISTA DE LA CONDUCTA HUMANA