• 16/01/2010 01:00

Hacia las amplias avenidas

El poder del dinero maneja el mundo occidental. Y junto a él, los efectos del libre mercado, la globalización, la tecnificación, el crec...

El poder del dinero maneja el mundo occidental. Y junto a él, los efectos del libre mercado, la globalización, la tecnificación, el crecimiento económico y también están sus subproductos de pobreza, desigualdades, delincuencia, violencia y guerras. El capitalismo salvaje se ha enredado en su propio laberinto. Acumulan tanto dinero bancario, que los obliga a dar créditos tóxicos, que engendran deudas impagables; que al no poder saldarse, trancan el juego y tienen que recurrir a la estatización.

La deuda de USA supera los $12 billones ( NY Times ) y hasta el momento la financian jugando con las tasas, con la emisión de valores, con los fondos de pensiones y SS. Los intereses que pagan son más alto que los gastos sociales y militares. Todos los países industrializados están en similares situaciones. Al reponer a la banca con el dinero de los contribuyentes, aventuran el ciclo de la inflación. El pronóstico no es favorable, cuando se toma en cuenta la proporción de la deuda con sus PIB. Los Estados han permitido el despilfarro de los bancos, las guerras y la corrupción; en América Latina el 10% de los ciudadanos se queda con el 48% de los ingresos.

En el mundo, los ricos crecieron en un 8%, en AL en un 12%. La filantropía en AL es el 3%, en Asia el 12% ( Miami Herald ). Pero el asunto no es caridad, es más bien Justicia Social. En AL ya hay diferentes países que han reaccionado a la injustas condiciones del comercio mundial, a lo negativo de sus balanzas de pagos, los bajos precios de las materias primas, al endeudamiento. La vía chilena y la vía cubana. Ambas con igual dirección, pero con diferentes métodos, dependiendo de sus realidades.

G obiernos socializantes, como Lula y otros, han logrado disminuir el hambre, primera necesidad vital y con esto elevan su aceptación y el nivel del país internacionalmente. El Papa aboga por un cambio en el sistema económico. Por el rumbo, que sea que los pueblos caminan hacia las grandes avenidas del progreso social. En Panamá se agregan los ingredientes de la impunidad, la ineficacia, el juegavivo y la demagogia. La CEPAL publicó que el 2% de la población acapara el 60% de las producciones. Que el sector privilegiado gana B/84.50 la hora y el postergado apenas B/1.1 la hora. Que existe un 16% de pobreza extrema en el país. Se expresó que ” El sector privado no ha sido capaz de llenar los vacíos..., o existe un comportamiento de mucho egoísmo ”. En esta confrontación transnacional, el sector agropecuario ve con reservas al TLC.

El área bancario se ve perjudicado con las solicitudes de la OCDE. La Zona Libre ve con alarma la competencia de Miami. El nacionalismo como defensa ante las injustas competencias del mercado de escala, con altas capacidades productivas obliga a adoptar medidas proteccionista locales, que promuevan las inversiones, que se regulen algunos sectores comerciales (como en USA) y se incrementen los ingresos por peajes del Canal, que está subsidiando al comercio y a las navieras mundiales.

Puntos concretos son que el crecimiento económico se reinvierta en crear empleos y reducir el costo de la canasta básica y productos de primera necesidad. Con ello mejorará la seguridad callejera. Esto es más humano y justo que las cárceles, la seguridad privada y las primas de seguros. Vivimos en sociedad y los benéficos sociales tienen que ser ejecutados también por el sector económico. No es reducir la planilla ni incrementar los precios, es reinvertir las ganancias con responsabilidad en desarrollo social para lograr un Panamá Mejor.

*Médico y ex ministro de Estado. grollap@cableonda.net

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