• 07/06/2010 02:00

Análisis: ¿Comunicación o manipulación?

Cada vez es más notable que algunos de nuestros países latinoamericanos han optado por ejecutar dictámenes y políticas que provienen de ...

Cada vez es más notable que algunos de nuestros países latinoamericanos han optado por ejecutar dictámenes y políticas que provienen de las fábricas de ideas que delinean y ponen en circulación los centros de pensamiento teórico de los países del primer mundo. Es decir, ejecutan programas económicos, políticos, ambientales, culturales, sociales, basados en modelos diseñados por entes externos a las realidades de sus naciones.

Debemos estar de acuerdo en que los procesos políticos electorales son el marco necesario para que las naciones y sus pueblos busquen la manera más democrática de aspirar a que sus vidas se enrumben por caminos más comprometidos con su bienestar y desarrollo a largo plazo. Esto debe incluir la construcción de una sociedad marcada por la decencia y una conducta social al más alto nivel ético.

Me preocupa la creciente venta de estrategias, claramente de manipulación, como legítimas estrategias de comunicación que tienen como objetivo el bienestar común. Leí en El Tiempo de Bogotá la semana pasada una nota titulada ‘Los especialistas de la comunicación’ que, más que una noticia, era una nota publicitaria que hacía alarde de los procesos utilizados para ganar la atención de los votantes en los recientes comicios electorales en Colombia.

La nota señalaba que ‘nunca como en esta ocasión se utilizaron tantas estrategias de comunicación ni se implementó de tal modo el uso de las nuevas tecnologías, centrando los esfuerzos en el gran potencial del marketing político dentro de las redes sociales y diversas esferas virtuales. En cada jornada había una nueva manera de informar. Las estrategias implementadas por los especialistas en comunicación compitieron con creatividad en el desarrollo de temas políticos y económicos, de vital importancia para la vida nacional’.

Me preocupa la confusión entre la falta de parámetros éticos que todo proceso de comunicación debe tener y la facilidad con que los llamados ‘expertos en comunicación política’ utilizan cualquier mecanismo para la formulación y transmisión de los mensajes, queriendo convencerse ellos y convencernos a nosotros de que es un genuino proceso comunicativo.

La pieza en mención publicada en el diario El Tiempo puntualizó que ‘Santos supo maniobrar esta crisis y decidió darle un giro total a su campaña, para lo cual se asesoró de un grupo de especialistas en comunicación y marketing político. La estrategia le dio resultado y recobró gran parte del terreno perdido. (...) Periodistas políticos tuvieron su banquete informativo. Los especialistas en multimedia se dieron gusto en la red. Y los estrategas de la comunicación implementaron sus jugadas maestras para llevar a buen término la campaña de cada candidato’.

Esto no solo ocurrió en Colombia. Es un fenómeno estratégico (estratégico no siempre significa positivo), que viene sucediendo hace varias décadas. En lo últimos años, con Obama en Estados Unidos, Sarcozy en Francia, Torrijos o Martinelli en Panamá. La manipulación de la información vendida como estrategia de comunicación, es un negocio lucrativo y los réditos de influencia que puede significar a la hora de ganar unas elecciones políticas, hace que cada día más individuos se inserten en el quehacer comunicativo para venderle a la población electoral como un genuino proceso de comunicación, la manipulación desvergonzada de mensajes y programas políticos.

Lo que ofrece un candidato o una gestión política a través de su programa de comunicación, merece estar enmarcado dentro de los más sanos y estrictos parámetros de ética, y ante todo, debe ser la verdad sin maquillajes. Esto no permite la consideración de ‘jugadas maestras’ en materia de comunicación con el electorado, como señala la pieza de El Tiempo.

Los llamados expertos en comunicación tienen el deber ético de alejarse de la manipulación y diseñar estrategias para atender las necesidades de desarrollo que aún persisten en nuestra América Latina y que con tanta insistencia amenazan a diario a cientos de miles de vidas.

La creatividad para manipular opiniones debe ponerse al servicio para la creación de mecanismos comunicacionales en un esfuerzo por mejorar los procesos de educación, aprovechando las herramientas tecnológicas que el primer mundo ofrece. Perfeccionar los sistemas de salud y de prevención de enfermedades o apoyar los esfuerzos en nuestros países por erradicar la corrupción. Todo esto, enmarcado en un uso más social de los medios masivos de comunicación, permitirá que nuestras sociedades alcancen mejores niveles de desarrollo social e intelectual.

*Comunicador social.ernestoholder@gmail.com

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