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- 18/07/2013 02:00
El antifaz del demagogo
El antifaz, cuyo origen se remonta a lo religioso y a lo pagano, comienza a usarse cuando el ser humano volvió sobre su propia conciencia; al llegar a esta categoría, trata de evadir responsabilidades, cubriendo su rostro con el velo o la máscara. De tal manera que al verdugo, que le tocaba realizar la ejecución de un reo, para poder llevar una vida en sociedad sin ser descubierto o tachado de criminal, cubrió su rostro con una capucha, ocultando su verdadera identidad.
Las máscaras usadas en las danzas de los diablicos, se inició en la baja Edad Media, teniendo como objetivo, espantar a los malos espíritus; luego se usó como una crítica a miembros de la sociedad, cuyo comportamiento inadecuado la comunidad rechazaba. En Carnavales, la infidelidad es cubierta por hombres y mujeres usando una careta o disfrazándose, evitando ser detectados.
No podemos dejar por fuera a Supermán, Batman y el Llanero Solitario, personajes creados para pasquines y luego llevados a la pantalla. Todos usaron coberturas en su cara y cuerpo. El fin era poder seguir haciendo la justicia, sin ser detectados.
En la época actual, la cirugía plástica ha sido otro recurso, para cambiar el físico y así mostrarse de una manera diferente, ocultando su verdadera cara. Tratando de presentarse más atractivos, para perseguir fines específicos. Otros, han recibido clase de ademanes y para aprender cómo impostar la voz, realizarse cortes y teñido de cabello, dejarse crecer la barba, vestir distinto y usar prendas llamativas.
En tiempo de militares panameños, los que me torturaron, nunca mostraron su cara y su voz era fingida. Todos usaban capuchas y ninguno quería ser descubierto.
A poco tiempo para las elecciones generales en Panamá, un sinnúmero de candidatos opta por los recursos señalados, pero aún así, algunos de ellos son figuras desgastadas, que no los arregla ‘ni Moya’. Ya comienzan a aparecer vallas con fotos y mensajes que atraen la atención del votante, otra forma de confundir y convencer a la gente.
Ahora todo el mundo es bueno, las promesas están en pie y la cara con que nos miran es tierna, tienen un tremendo antifaz para conseguir el poder político, señalando los prejuicios de elegir a su contendor. Apelan a las necesidades, los sentimientos y las emociones de la población para ganarse su apoyo.
En los actuales momentos, muchas personas visitan a los ciudadanos simulando la bondad, castidad, amor al prójimo, diciendo que nunca han hecho mal, que lo malo que se dice de ellos, es falso. Estudiosos del tema aseguran que la demagogia es una degeneración de la democracia, el demagogo no te presenta un programa con propuestas, te incentiva apelando al sentimiento y no a la razón.
La gente de doble cara tiene temor a ser reconocida, que el público se dé cuenta de lo que realmente es. Es fácil de definir: cariñosa, busca la manera de ganar tu confianza, te saluda constantemente, te llena de halagos, hace cosas increíbles por ti y que sabe que te van a gustar. No tiene valores, es vacía de principios, y tiene una labia que atrae. Lo que quiere es sacar provecho de ti y tu familia. El individuo que es así, habla ponzoñosamente de quien no está con sus ideas, se convierte en mortal enemigo de quien fue su socio y copartidario. Es especialista en ‘serruchar el piso’ al contendiente. Hace quedar mal al que sea necesario, cuenta chismes y se manifiesta con falacias. Su arma principal es la crítica, atacando los puntos débiles de la víctima y levantando sutiles falsos testimonios.
El hipócrita, tarde o temprano, se queda solo, con una vida triste, tanto emocional como sentimentalmente. Por lo pronto, hay que armarse de una coraza, tener sentido común ante esta gente peligrosa para ti y el país.
EDUCADOR.