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- 07/08/2025 00:00
Tras el éxito de Un Viernes de Locos en 2003, Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis han seguido en contacto y compartiendo múltiples momentos en redes sociales, como una verdadera dupla de madre e hija a través de los años. El dúo que interpretó a Anna y Tess Coleman, respectivamente, se une nuevamente en Otro Viernes de Locos, que llega a cines panameños este 7 de agosto.
Han pasado 22 años desde los sucesos que hicieron que Anna y Tess intercambiaran cuerpos y pasaran el viernes más extraño de sus vidas, obligándolas a ver la vida desde la perspectiva de la otra y empatizando más como familia. Pero ahora, Anna es madre soltera y Tess una aurora y psicóloga famosa con un nuevo libro a punto de salir al mercado, por lo que sus vidas parecen estar lo suficientemente estables y en armonía. Pero en medio de las afirmaciones matutinas y viajes a la escuela compartidos, las grietas en su relación salen a relucir y sus estilos de educación parental chocan entre sí.
Anna (Lindsay Lohan) es una mamá que cree en “dar espacio para expresar los sentimientos”, siguiendo los pasos inculcados por Tess (Jamie Lee Curtis) ahora que es abuela, y se ha alejado de su tiempo como guitarrista y coro de su banda anterior, Pink Slip. Ahora, sufre los altibajos de su relación con su hija Harper (Julia Butters), quien solo sueña con vivir haciendo surf y estar con sus amigos libre de responsabilidades bajo el sol de Los Ángeles, California.
Mientras se encarga de una situación en el colegio de Harper, Anna conoce a Eric, un padre soltero cuya hija Lily (Sophia Hammons) se ha convertido en la némesis de Harper, siendo su directo opuesto: Lily es amante de la moda y su sueño es ser diseñadora y estudiar alta costura en Londres, de donde proviene. Rápidamente, las dos adolescentes se convertirán en más que enemigas y su visión de vida cambiará.
Con la directora Nisha Ganatra a la cabeza y la guionista Elyse Hollander creando a los personajes y su trama, la cinta se destaca en su comedia y momentos de reflexión emotivos que nos llevan a ponernos en el lugar de los personajes y pensar en cómo nosotros habríamos actuado en las diversas situaciones que suceden.
Una psíquica polifacética aparece, la fortuna y manos son leídas, y una vez más el rayo de la magia y el infortunio cae en la familia Coleman, uniendo los destinos de ellos con los Reyes de formas misteriosas dando paso a la aventura dirigida por Ganatra.
La maternidad es siempre un tema del cual se pueden extraer diversos escenarios, y para Anna es el proceso de planear una nueva vida romántica para sí misma, sin dejar de lado las necesidades de su hija, mientras que para Tess es desarrollar una mejor relación con Anna y su nieta, mientras que dan la bienvenida a nuevos miembros a la familia. Asimismo, Harper y Lily son las estrellas de la cinta, aunque pasemos más tiempo con ellas en sus cuerpos prestados que en los reales. Aún así, las interpretaciones y química entre las cuatro mujeres de diferentes generaciones tocan nervios esenciales e importantes en la maternidad moderna.
Si bien no es una cinta comparable con su predecesora, es una secuela que busca hacerse a sí misma, sólo tomando como referencia algunos cameos y momentos memorables de la original para que los fanáticos que han esperado más de 20 años por este momento sean satisfactoriamente premiados.
En los personajes nuevos se destaca Eric (Manny Jacinto), quien más allá de su porte y personalidad que apenas raspa la superficie, se mantiene como un interés romántico creíble para Anna; aún así la química entre los dos actores se hubiera beneficiado de un mayor tiempo en escena, dado que vemos momentos fugaces de su relación y cómo esta realmente afecta a sus respectivas familias. Esto, aunado al regreso del personaje de Chad Michael Murray, Jake, como un cameo más, hace un breve momento de confusión en la trama, disminuido un poco por el manejo acertado del humor “cringe” y absurdo que hace que algunos momentos se sientan más ligeros y entretenidos.
No se puede dejar de lado las interpretaciones de Hammons y Butters, quienes hacen un trabajo magistral al hacer de sus contrapartes adultas sin olvidar que están en sus cuerpos adolescentes, manteniendo el tono jocoso en todo momento, incluso cuando el pánico ataca y las frases con respecto a la juventud se hacen notar con diversión. Logran transportarse a encarnar las personalidades de Anna y Tess con precisión acertada, lo que vende aún más de forma realista ante la cámara la tragicomedia que se desenvuelve unos pocos días antes de la boda (otro guiño a la trama original de 2003).
El uso de recursos de lenguaje intergeneracional, tendencias de redes sociales y la universal burla a los estereotipos de la juventud versus la adultez son la vida de la cinta, pero no sobrepasa la línea de la vergüenza pública, haciendo disfrutable ver (y quizás sentirnos identificados con) las formas de actuar y expresarse tanto de Lohan y Curtis como de Hammons y Butters.
En medio de toda la comedia y el manejo de tramas, se encuentra el regreso de Pink Slip a la pantalla con las originales Maddie (Christina Vidal) y Peg (Hayley Hudson), quienes junto a Anna nos regalan un regreso al pasado que da ese toque especial y nostálgico a la cinta y que invita a las nuevas generaciones a apropiarse también de la magia que produjo el grupo en 2003.
Otro viernes de locos acierta en darnos una comedia familiar e intergeneracional cargada de momentos divertidos, de reflexión, románticos y realistas en medio de una situación para nada común, pero que nos pone a prueba a realmente pensar en nuestros miedos, realizaciones y sueños en el presente y para el futuro, mirándonos en el reflejo de quienes más nos aman y nos necesitan.