• 30/01/2010 01:00

No bastan buenas intenciones

Nadie puede negar que el presidente elegido por mayorías, Ricardo Martinelli, está empeñado en demostrar que no quiere ser un mandatario...

Nadie puede negar que el presidente elegido por mayorías, Ricardo Martinelli, está empeñado en demostrar que no quiere ser un mandatario más del montón y que, pese a las evidentes contradicciones que en menos de un semestre han dado lugar al desgaste de su gestión, pareciera tener buenas intenciones. Las encuestas de popularidad que lo favorecieron se han convertido en una especie de amenaza latente que intranquiliza al inquilino del Palacio de las Garzas, pues vemos cómo se han atropellado en los últimos días las acciones y declaraciones que tienden a responder, gracias al enorme poder mediático que disfruta, al descenso de la simpatía popular.

El pueblo está informado de los pasos en materia del combate la corrupción enquistada en el alma y cuerpo de la sociedad, los aparentemente insolubles atascos de la educación, la salud pública y seguridad social, el mal transporte, la criminalidad galopante y su afectación a vasto sector de la juventud, carga impositiva sobre los sectores económicos más golpeados y el alza consuetudinaria de la canasta básica. Son los pilares sobre los que Martinelli prometió a los panameños ejecutar los cambios necesarios.

Es verdaderamente lamentable que la pesquisa de los corruptos se haga selectivamente, porque por identidad partidista se ampara a los corruptos precedentes de los gobiernos del 90 hasta hoy. Deplorable, asimismo que la Corte Suprema no haya sufrido la depuración anhelada.

Las promesas de campaña no se materializan en hechos tangibles y en la ciudadanía en menos de cien días comenzaron a aflorar sentimientos de frustración, porque se juzga como engaño el panorama que se pintó de esperanzas. El hombre común vislumbra que, una vez más, el sistema que hace más ricos a los ricos y sume en la pobreza a los insolventes que son la casi totalidad; no precisamente los locos que anunciaba la publicidad proselitista.

Quienes tenemos que hacer abstracción de la subjetividad en aras del bienestar de todos los estratos, nos atrevemos a sugerirle que con esa predisposición a demostrar que verdaderamente quiere gobernar para bien, comience por ejecutar algunas acciones que le harían retomar la posición en las encuestas.

Al hombre común, como el caso del amigo que fue candidato a diputado por el partido del cambio, le apremia que cese sobre los arrendatarios la amenaza del desalojo de una habitación, la cual tienen más de 30 años de habitar pagando, por ejemplo, $300 mensuales y ahora, de un solo chancletazo, le duplican el valor y si no lo hace perentoriamente tendrán que ir con su magro pago de jubilado él y su familia, para la calle. Señor presidente, ¿no le parece que frente al boom inmobiliario, que es causante de tanto abuso contra los desposeídos, es urgente una reforma legal que congele los precios de tales arriendos y que, además, reconozca que quien ha pagado por más de 20 y 30 años una pieza en un inmueble ya ha cancelado con creces el valor del mismo y merece que se le otorgue el título de propiedad?

Con tanto dinero y bienes confiscados a narcotraficantes, hay recursos para frenar el aumento de impuestos a los ciudadanos. Los jubilados constituimos el grupo más inhumanamente tratado por este sistema. Nos siguen descontando impuestos, seguro educativo y cuota, pero no tenemos derecho a medicinas, pues nunca hay. Tome conciencia de la realidad señor Martinelli, no tema a los calificativos de los que lucran con perpetuar el imperio de la i, sistema injusto por inhumano, ineficaz e insufrible, que ya ha demostrado aquí y en todas latitudes que no sirve.

No basta con buenas intenciones aireadas a los cuatro vientos por el poder mediático de que disfruta hoy su gobierno. Báñese de pueblo verdadera y conscientemente, y aplique esa voluntad por encima de los intereses de quienes hoy, al igual que ayer, solo piensan en sus cuentas bancarias y en las cajas registradoras de sus muy particulares negocios.

*Periodista.fuenarroyo@hotmail.com

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