• 16/10/2022 00:00

Basura, inundaciones, y conciencia ciudadana

“[...] nosotros, la población [...], debemos desarrollar la conciencia ciudadana necesaria y cumplir cabalmente con nuestra parte, mientras velamos porque las instituciones públicas y privadas cumplan con la suya”

La semana pasada la ciudad de Panamá padeció intensas lluvias que provocaron desbordamiento de ríos e inundaciones con torrentes de agua en las calles de diversos sectores de la urbe capital; arrastrando gran cantidad de basura de todo tipo y algunos automóviles; entrando en las casas, escuelas y negocios; provocando angustia y pérdidas económicas.

Pero esto no es nuevo. Aquí todos sabemos que, cuando llueve mucho, sobre todo cuando la marea está llena, se van a inundar las calles, y también sabemos cuáles calles sufrirán el mayor daño, pues se encuentran en las partes bajas de la capital, y comparten de algún modo, el curso de una serie de quebradas que drenan en el río Matasnillo, que recorre toda la ciudad y desemboca en la bahía de Panamá, luego de atravesar las principales vías de la ciudad: la vía Simón Bolívar, vía España, calle 50 y la avenida Balboa, este último donde se ubica su desembocadura a la bahía de Panamá.

En este contexto, la pregunta obligada es ¿qué podemos hacer para que no nos vuelva a pasar? Se me ocurren algunos argumentos, la mayoría son también conocidos, pero es bueno recordarlos. Eso sí, advierto que no me referiré a la incidencia clara y obligada del cambio climático en el asunto que nos ocupa. Es un tema que merece muchos _ más y mejores - aportes que los que desarrollaré en esta breve glosa.

Para comenzar, basado en la observación de las cantidades de basura de todo tipo que flotaban en todas las calles inundadas de la ciudad, subrayo que, la basura se ha tomado nuestra ciudad. La mayoría de los citadinos, de todos los niveles sociales, botan cualquier clase de desechos en calles, veredas y ríos. Nos limitamos a esperar que vengan los de la Autoridad de Aseo y recojan todas las porquerías que arrojamos. Y, como eso no ocurre con la frecuencia debida, sobre todo en los barrios menos favorecidos, la basura se acumula, convirtiéndose en represas que favorecen los desbordamientos, criadero de alimañas y fuentes de enfermedades. No podemos aspirar a ser un país plenamente desarrollado, si no construimos una cultura ciudadana diferente.

Pero esto también lo sabemos todos, y abundan las publicaciones de todo tipo que describen el problema y proponen soluciones. Sin embargo, como he señalado en esta columna de opinión, hacemos poco o nada a nivel individual, familiar y comunitario por remediar esta situación. Esperamos que sea la Autoridad de Aseo la que se encargue de resolver el problema que producimos.

Pero la Autoridad de Aseo no ha cumplido con las expectativas de la población y abundan las denuncias sobre su pobre desempeño. Imagino que para intentar resolver este problema, el presidente nombró la semana pasada un nuevo administrador general de dicha Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario. Hago votos porque comience su gestión redoblando el esfuerzo por cumplir con su misión de “manejo y gestión integral de los residuos sólidos, a la vez que fomenta el desarrollo social, económico y ambiental...”.

Pero este asunto de la prevención de las inundaciones recurrentes no se resuelve exclusivamente con una autoridad de aseo que pueda recolectar de manera eficaz la cantidad exagerada de basura que producimos. Hacen falta por lo menos dos condiciones adicionales: una renovada y fortalecida planificación del drenaje pluvial _ tuberías, alcantarillas, colectores e instalaciones complementarias _ por parte del Ministerio de Obras Públicas (MOP), el cual contemple, como señalan los expertos, las variaciones en el patrón de lluvias. En este sentido, para brindar soluciones a este sector, el MOP anunció el año pasado que iba a levantar un proyecto dentro del Plan Maestro de Drenajes Urbanos, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para construir un nuevo sistema pluvial paralelo a la vía Nacional. Supongo que lo tienen archivado, pues no encontré información sobre su necesario avance.

Finalmente, aunque lo he repetido hasta la saciedad, no puedo dejar de subrayar la obligación pendiente de cumplir con el mandato ciudadano expresado en los Acuerdos del Pacto del Bicentenario, en especial: implementar cuanto antes un plan educativo para la concientización y participación de la población en temas de manejo, disposición y reciclaje de los desechos sólidos y residuos, y; crear e implementar una estrategia nacional de disposición de residuos, aprobada mediante ley, que comprenda todos los aspectos relacionados con el buen manejo de los desechos, incentive fiscalmente el reciclaje, y regule acuerdos con la Asociación Público-Privada para el establecimiento de centros de procesamiento de la basura, modernos y seguros.

No me cabe duda de que juntos podemos resolver este problema de la basura y evitar las inundaciones. Contamos con este planteamiento ciudadano producto de más de un año de una intensa participación. Por su parte el MOP y la Autoridad de Aseo saben lo que deben hacer y tienen los recursos. Y nosotros, la población que padece periódicamente esta situación, debemos desarrollar la conciencia ciudadana necesaria y cumplir cabalmente con nuestra parte, mientras velamos porque las instituciones públicas y privadas cumplan con la suya.

Médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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