• 13/09/2014 02:00

Reflexiones sobre el centenario del Canal

Lo que debió ser una fiesta nacional, se convirtió en una celebración elitista, a puertas cerradas

No cabe duda de que la celebración del centenario del Canal de Panamá llenó de orgullo a la nación panameña, que esperaba con ansias la fecha del 15 de agosto de 2014, para celebrar con fervor patriótico tan significativa fecha, pero hubo cierta frustración.

Lo que debió ser una fiesta nacional, se convirtió en una celebración elitista, a puertas cerradas, cuando lo que se esperaba era una gran concentración patriótica, donde todo panameño participara libremente. La recuperación del Canal de Panamá fue una lucha de generaciones, que empezó el mismo día que se firmó el fatídico tratado Hay-Buneau Varilla, y que los panameños de esa fecha descubrieron la trampa del Tratado mejor conocido como ‘Panamá Cede’.

Si bien es cierto que la lucha por la recuperación del área canalera fue una tarea y objetivos de generaciones, a quien le correspondió darle el impulso final fue al general Omar Torrijos Herrera, quien, junto al presidente James Carter, firmó el nuevo y definitivo tratado del Canal de Panamá, y lo puso a solo veintitrés años de ponerle fin al enclave colonial, para que entonces el Canal y áreas revertidas pasaran a manos panameñas.

El evento de celebración del centenario fue celebrado a puertas cerradas en el Figali Convention Center, y los tres oradores, el ministro del Canal, Roberto Roy, el Administrador del Canal de Panamá, Jorge Quijano, y el propio presidente de la República, Juan Carlos Varela, sorpresivamente ninguno menciono la obra y hazaña del general Omar Torrijos. Es probable que por egoísmo o miopía de las actuales autoridades del Gobierno, quienes no tuvieron la altura política de darle el mérito a quien firmó el nuevo tratado del Canal, a pesar de que reconocen lo intenso y difícil que fueron estas negociaciones entre la primera potencia mundial y un pequeño país.

Lo paradójico de lo ocurrido en esa fecha del 15 de agosto de 2014, es que, muchos de los que estaban presentes en el evento, votaron No en el plebiscito que se realizó para ratificar los tratados del Canal de Panamá, y hoy en día están pelechando de los beneficios que aporta, y fueron los mismos que por carambola lo recibieron el 31 de diciembre de 1999.

Todos los gobiernos que han pasado, desde el 9 de Enero de 1964, le han ofrecido el loro y el moro a los mártires y familiares de los caídos, pero ese ofrecimiento es de lejos, porque ninguno se ha preocupado, por proporcionales una vida digna, más bien le regatean una pensión justa; como uno que les prometió una pensión de 1000 dólares mensual, pero era solo una cortina de humo para conseguir votos, porque se quedaron esperando una promesa que nunca llegó.

Los llamados herederos de Omar Torrijos, quienes se consideran los guardianes del Canal, hoy están enfrascados en una lucha feroz a lo interno de su partido, una buena parte de ellos es millonaria y vive en las áreas revertidas, de espaldas a quienes lucharon y ofrendaron sus vidas por la recuperación del Canal de Panamá, cuando el mismo general Omar Torrijos Herrera sentenció que ‘el Canal y las áreas revertidas deben tener el mayor uso colectivo posible’. Como que el negocio del Canal se ha convertido en una rebatiña de unos cuantos avivatos, en contra del interés común y nacional.

Señores del Gobierno, no se olviden de que el verdadero dueño del Canal de Panamá es el pueblo panameño y que, ante cualquier decisión trascendental que se tome, es este mismo pueblo olvidado el que decide.

*DOCENTE Y ESCRITOR.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus