• 10/02/2011 01:00

Las reformas y Cerro Colorado

El 24 de marzo de 2010 el presidente Ricardo Martinelli dijo, ante un amplio grupo de inversionistas internacionales reunidos en un foro...

El 24 de marzo de 2010 el presidente Ricardo Martinelli dijo, ante un amplio grupo de inversionistas internacionales reunidos en un foro económico en Panamá, que Corea del Sur estaba muy interesada en explotar el yacimiento cuprífero de Cerro Colorado. El presidente manifestó: ‘Nos decía el presidente de Corea del Sur (Lee Myung-Bak) que cambiemos la ley. Con mucho gusto la cambiamos, quiero que el Gobierno coreano, con inversionistas canadienses, estadounidenses y de la bolsa de valores inviertan en una empresa minera aquí’. La postura del presidente sorprendió a muchos y encendió la alarma nacional.

Días después, nos enteraríamos de que la estatal surcoreana Korea Resources Corporation (Kores), junto a la también surcoreana LS-Nikko Cooper, son quienes están interesadas en explotar Cerro Colorado, tal cual confirmó la Embajada surcoreana en Panamá.

Nueve meses después se cumple la promesa presidencial, pues se presenta un paquete de reformas, en cuyo artículo 1 se rompe el obstáculo que la legislación mantiene desde 1963. El Código Minero en el numeral 1 del artículo 4 prohíbe la obtención de concesiones mineras ‘a gobiernos o Estados extranjeros, a entidades o instituciones oficiales o semioficiales extrajeras, y a personas jurídicas que tengan entre sus socios a gobiernos o Estados extranjeros’. La reforma mantiene la prohibición, pero aplica excepción si el ente inversionista se declara como ‘persona jurídica de derecho privado’. Sin entrar a debatir todo el alcance, impacto y contenido de las reformas, creo que lo anterior va dejando claro por dónde camina el asunto.

Aunque las autoridades del Ministerio de Comercio e Industrias, encabezadas por Roberto Henríquez, nieguen que las reformas estén enfocadas a promover algún proyecto en particular, una simple relación de causa y efecto deja claro que el interés del gobierno nacional es que Cerro Colorado sea explotado. Es evidente que los potenciales inversionistas están allí, a la espera de que las reformas al Código de Recursos Minerales entren en vigencia. El presidente ya dijo quiénes son; los panameños no somos tontos.

Preguntas que quedan en el tintero y que hay que hacerse con respecto a la actividad minera, y en este caso, el codiciado yacimiento de Cerro Colorado: ¿Cuánto valen en dinero todo los ecosistemas que se verán afectados y todas las repercusiones a afrontar?, ¿qué valor tiene la naturaleza que hoy envuelve Cerro Colorado?, ¿qué negocios amigables con la naturaleza y sostenibles podrían aprovechar más la biodiversidad, generar más empleo y garantizar más de $23 millones anuales a esa región comarcal (o al Estado), que es lo que dejaría la mina, a 4% de regalías, en una hipotética explotación efectiva de 15 años promedio?, ¿necesita Panamá convertirse en un país minero a gran escala?

Claro que hay otros temas que se tienen que considerar en el debate del tema minero en Panamá, pero por ahora lo dejamos a este nivel. El objetivo aquí era demostrar que, por lo menos, un artículo de la reforma minera tiene como nombre Cerro Colorado y como apellido un Estado extranjero.

*COMUNICADOR.

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