• 04/02/2016 01:00

Divagaciones sobre un ferrocarril a Chiriquí

‘... una mejor inversión... sería... una carretera conquistando parte (del) Atlántico...'

Hace algunas semanas escuche en las noticias el plan de nuestro Presidente de la República de construir un ferrocarril entre la Ciudad de Panamá y David en Chiriquí. La primera reacción mía fue qué se trataba de un plan absurdo y posiblemente elucubrado por los jóvenes asesores del Presidente.

Me he puesto a estudiar sobre las bondades de un transporte ferroviario versus lo que haría un transporte por carreteras ya existentes, y además en vez de gastar esa suma de dinero astronómico, si al país no le convendría otro proyecto que igualmente conllevara mayores beneficios.

A mí me enseñaron en la universidad que cuando se piensa en sistemas de transporte de pasajeros y carga, cada uno tiene su razón de ser. En aquel tiempo se concebía un ferrocarril para distancias sin paradas en exceso de 500 kilómetros; o sea, distancias que usualmente no son cubiertas por vehículos de motor, y la distancia de Panamá — David es de 420 kilómetros.

Estudiando el problema, los especialistas plantean lo siguiente: para definir qué tipo de transporte, interviene una serie de factores, la primera es la necesidad y las posibilidades, secuencia de los viajes, urgencia de una entrega característica de lo que se va a transportar, personas, equipo, granos, materia prima, y otros destinos de carga, distancias a recorrer. La posibilidad y capacidad del transporte disponible a la fecha, condiciones de acceso al destino y finalmente los recursos disponibles.

Si comparamos el transporte por ferrocarril, podemos visualizar entre sus ventajas lo siguiente: poco contaminante; evita mucho más los problemas de tráfico; baja la tasa de accidentes; retorno en vacío de contenedores a precios más competitivos.

Cuando el ferrocarril es de multiuso, pasajero y carga, la velocidad no es excesiva, no cumplen horarios al tener que recibir y bajar carga.

En el transporte por carretera, este normalmente es más barato, da un servicio puerta a puerta, tiene mayores posibilidades para negociar horarios y precios.

Es mucho más flexible al adaptarse a las demandas y requerimientos del cliente, se adapta más a un sistema intermodal que un ferrocarril.

La rentabilidad de las líneas de ferrocarril se ve en los que se dedican exclusivamente a la carga, claro está que el sistema ferroviario también se utiliza para pasajeros exclusivamente.

En el transporte terrestre de carga en distancias cortas, caso Panamá, son los camiones que generalmente no respetan los límites de pesas y dimensiones que impone la Ley de Tránsito y Transporte Terrestre. El Estado ha fracasado en la instrumentación de un mecanismo de control y de penalización a los infractores, con la consecuencia directa del deterioro de la calidad de la infraestructura vial por la que circulan los tráileres. Aquí se han destruidos miembros vitales de los puentes, y no ha pasado nada, ni al MOP ni al Tránsito les interesa.

La construcción de un ferrocarril hacia Chiriquí requerirá de una fuerte inversión económica, ya que los vagones de pasajeros, de carga y locomotoras líneas férreas son costosísimos. Si se piensa en tren eléctrico, hay que electrificar toda la vía con sus torres, y líneas de transmisión, y si es con motores a base de petróleo, tendremos una gran contaminación con la emisión de gases generado. Todos estos puntos hay que sopesarlos, además de eso, el Estado estaría compitiendo con el parque de transporte privado de pasajero y carga que actualmente existe, y que vale cientos de millones de balboas.

En vez de pensar en esa idea un tanto descabellada, creo que una mejor inversión en infraestructura vial sería la de hacer una carretera conquistando parte de nuestro Atlántico que realmente es una necesidad.

INGENIERO

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