• 26/06/2012 02:00

Cincinato

La Historia está plena de enseñanzas, nos brinda conocimientos y modelos de comportamientos ejemplares que debemos imitar, como también,...

La Historia está plena de enseñanzas, nos brinda conocimientos y modelos de comportamientos ejemplares que debemos imitar, como también, errores cometidos en el pasado que debemos evitar repetir. Esto último es tan cierto que es muy conocida la sentencia del filósofo, estadounidense — español, George Santayana, que indica que: ‘aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo’ o como dijo el Dr. Arnulfo Arias, ‘la Historia se repite en espirales’.

En ambas sentencias, la implicación es que el Hombre no aprende de sus errores históricos, lo que causa que estos regresen a golpearnos con mayor intensidad, como entiendo, quiso decir el Dr. Arias con su famosa frase al referirse a espirales.

Podemos también aludir el dicho popular que indica que ‘el Hombre es el único animal que tropieza más de una vez con la misma piedra’, como otro buen ejemplo de nuestro mal habito de ignorar el pasado.

Nada ilustra mejor estas máximas que el comportamiento de nuestra Fauna Política y lo que está sucediendo en nuestro medio, una repetición de los años 1960, anteriores a los gobiernos militares. Surgen los mismos peligros. Un ejemplo clásico de ‘deja vu’.

Nunca jamas en la época posinvasión ha necesitado la Patria de sus mejores hombres, pero ¿dónde están?

En estos momentos vale la pena recurrir a buenos ejemplos de personajes históricos que en una encrucijada critica de su Patria supieron anteponer sus consideraciones personales y optar por el bienestar general, buscando estimular a ese o a esos buenos hombres que la Patria requiere para salvarnos del despeñadero. Un buen caso de imitar es el de Lucio Quincio Cincinato.

Lucio Quincio Cincinato (519a.C-439a.C) fue un personaje de la temprana época Republicana Romana, que la Historia lo recuerda como el modelo de rectitud, honradez y ausencia de ambición personal, unido a notables capacidades administrativas, legislativas y militares. Excelentes cualidades ciudadanas, dignas de ser imitadas. Era un patricio o sea miembro de la aristocracia, quien se había retirado a su pequeña finca disgustado con la política. En tres ocasiones fue llamado por el Senado para ejercer liderazgo político-militar en situaciones altamente críticas para Roma. En todas estas ocasiones, cumplida su misión de salvar a la Patria, regresó humildemente a su ocupación agrícola.

La primera vez fue llamado a ocupar el cargo de cónsul para mediar entre la aristocracia y plebeyos. Dos años después, fue llamado de nuevo por el Senado para asumir el mando del ejército para defender a Roma de invasores, para lo cual se le otorgaron poderes absolutos y el título de ‘Dictador’. La Historia nos cuenta que cuando los senadores lo fueron a buscar lo encontraron laborando la tierra con el arado en sus manos. Tras conseguir la victoria, se retiró a su finca, rechazando todos los honores y renunciando el título de Dictador.

Años más tarde, a sus ochenta años de edad, Cincinato fue llamado a ocupar una segunda Dictadura, esta vez para oponerse a un intento de golpe de Estado. A pesar de su avanzada edad, mantenía su fortaleza física y moral, logró desbaratar el complot y de nuevo se retiró a su granja, donde muy pronto fallece.

Debo explicar que en la antigua Roma, en situaciones de guerra o eventos críticos que requerían acciones de magistratura extrema, el Senado dotaba poderes absolutos a una persona a la que se le concedía el título de Dictador. Su tenencia no podía ser mayor de un periodo de seis meses, a cuyo final terminaba el periodo de emergencia y el poder retornaba al Senado. Así que la categoría de Dictador en la temprana República Romana no tenía las connotaciones negativas que adquirieron más tarde en la República y luego en el curso de la Historia.

Interesante anotar, en las dos ocasiones que Cincinato actuó como Dictador, una vez salvada la República, abandonó los poderes y honores del cargo con mucha más anticipación que los seis meses otorgados por el Senado, claro ejemplo de su honradez y ausencia de deseos de sacarle ventajas al puesto.

¿Tendremos los panameños un émulo de Cincinato? !Claro que sí! Estoy seguro. Existen muy buenos panameños, solo hay que sacarlos del anonimato, ya que, como Cincinato, están desilusionados de la política, con justa razón, pero hay momentos, como estos, que la Patria merece el sacrificio y servicio de sus mejores hombres. ¡Busquémoslos!

BANQUERO Y EXDIPLOMÁTICO.

Lo Nuevo