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- 23/01/2021 00:00
Costa Abajo, la enfermedad del archivo
A excepción del pueblo de Chagres, cuyo rol durante la colonia fue trascendental y en torno al cual existe una amplia documentación primaria en archivos nacionales e internacionales, reconstruir la historia del resto de los pueblos del distrito de Chagres choca con el problema de las fuentes. Ese, es síntoma de una particular enfermedad: la poca cultura archivística. Enfermedad que indudablemente tiene ribetes políticos.
A nuestro parecer, la Costa Abajo de Colón constituye un nicho de investigación. Pero, incursionar en la tarea de perquirir la historia de sus pueblos es hallarse con un problema de fuentes. Las municipalidades del sector no cuentan con un departamento de archivos para estos menesteres. De hecho, parece ser que, en 169 años de existencia, por la casa de la municipalidad chagreña no ha pasado ningún enamorado de la cultura.
Un síntoma particular de esta realidad costeña pareciera relacionarse con lo que denunciara la historiadora mexicana Patricia Osante: “las autoridades no ven importante impulsarla (haciendo referencia a la cultura archivística) y esto afecta el consumo, y al final, un reforzamiento en la identidad del individuo y de la sociedad”. No hay pueblo sin historia, pero si sus hombres la desconocen no pueden comprender su presente y mucho menos su identidad.
Sin dudas, la identidad pueblerina de Costa Abajo viene siendo lastimada, al grado que las generaciones presentes no logran distinguir qué los hace auténticos o distintos a los del pueblo vecino. Ya decía el connotado historiador Marc Bloch: “La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado”. Un proyecto de archivo municipal, como custodio de la memoria histórica pueblerina del sector, sería un eficaz remedio.
Indiscutiblemente, en los archivos encontramos la Historia en letras mayúsculas y también el rastro dejado por la gente corriente. Una cultura archivística, coadyuvará a dar mayor protagonismo a la municipalidad en la vida social, política, cultural y hasta económica de sus pueblos, frente a la agresiva tendencia liberticida y homogenizadora que propugna la globalización.
La implementación de una cultura archivística, aunque sea rudimentaria, desde la municipalidad rural, podría servir para la recuperación crítica de las expresiones, dinámicas y pensamientos de pueblerinos y campesinos. En la utopía podría estar el ideal de un proyecto de transformación social de los pueblos de Costa Abajo, para que los hijos de sus entrañas indaguen sobre su identidad. Parafraseando a Oscar Wilde: “El pueblo que no contenga la guía de la utopía -como ideal de cambio- no merece una mirada”.
Ahora, no estoy hablando de construir una réplica de los Archivos Nacionales en Costa Abajo, pero sí, al menos, habilitar un departamento u oficina destinada, exclusivamente, a estos fines. De modo que cuando los investigadores concurran, hallen la pletórica documental necesaria para reconstruir la historia de sus pueblos. La municipalidad, como en otras latitudes, debe ser una cantera de información.
Ante la inexistencia de documentos escritos, lo que queda es echar mano de la historia oral, a pesar del debate que se cierne en torno a esta, por lo de la objetividad. Incluso, hasta en esto, la muerte nos juega malas pasadas, toda vez que, los ancianos (longevos) de nuestros pueblos mueren con toda esa valiosa información oral que podría servirnos para la reconstrucción de la historia pueblerina.
En suma, no quedan dudas de que un proyecto de Archivo para las municipalidades de Costa Abajo constituiría un dispositivo de poder para el fortalecimiento de la identidad pueblerina. Pues, como diría el connotado historiador colonense, de raíces chagreña, Jorge Luis Macías Fonseca: “Para llevar una luz de conocimiento… una visión de lo que es su comunidad, porque desde luego, el desconocimiento de su razón de ser o de su ser no crea conciencia, afecta la identidad y consecuencialmente, el sentido de pertenencia que debe tener toda la comunidad”.