• 27/10/2010 02:00

Crisis de valores se profundiza

La dinámica del desarrollo económico mundial viene acompañada del incremento de la delincuencia y violencia, situación que se convierte ...

La dinámica del desarrollo económico mundial viene acompañada del incremento de la delincuencia y violencia, situación que se convierte en un desafió tanto para las sociedades modernas como para los gobiernos. Panamá no escapa a esta realidad, el vertiginoso crecimiento económico experimentado en los últimos quinquenios, incentiva la entrada de inversionistas y capitales extranjeros, pero de igual forma, ese flujo de creciente migratorio trae consigo la entrada de organizaciones criminales, blanqueo de capitales y narcotráfico.

Este escenario, frente a la desigual distribución de la riqueza, la desintegración familiar, la histórica corrupción gubernamental, la débil existencia de valores éticos y morales, vulnera y lesiona a un alto porcentaje de jóvenes, que vive en condiciones de pobreza y marginación haciéndolo presa fácil de la delincuencia. Esta situación se evidencia en las estadísticas policivas e informaciones noticiosas. Según investigaciones realizadas, El Siglo revela la existencia de 579 asesinatos, en 273 días transcurridos de este año, donde un alto porcentaje de menores ha sido víctima de esa violencia delincuencial.

También se incrementa el número de menores involucrados en pandillas y actos delictivos, lo cual es preocupante toda vez que los facinerosos poseen recursos económicos para proveerles de armamentos con que intimidar a la población y enfrentar la acción policial.

Las autoridades vienen desplegando diversos operativos policiales y durante los últimos meses implementaron un instrumento verificador electrónico para detectar transgresores de la justicia denominado ‘pele—police’, pero no es tarea fácil controlar a quienes lesionan la seguridad, honra y bienes, por lo que existe inquietud y desasosiego en la población por la ola de delitos.

Indiscutiblemente la crisis de valores se profundiza y con ello la deshumanización. Se hace necesario que el gobierno en su conjunto (Ejecutivo, Judicial y Legislativo), así como otros organismos y el resto de la comunidad, retomemos responsablemente el papel protagónico que nos corresponde, en la educación y orientación de nuestra juventud; primordialmente la familia, pilar trascendental de la sociedad, y los medios de comunicación, que cada vez más se alejan del papel que les corresponde. Es obligatorio aplicar leyes firmes, así como tácticas eficaces, dirigidas a proteger a la población. Frenar a los delincuentes, sean menores o mayores de edad, independientemente de su nivel social, para impedirles burlar la justicia, bajo supuestas analogías que les permiten efectuar delitos y permanecer impunes.

Este razonamiento nos permite retomar el papel protagónico y vigilante de la población y los medios. Se debe tener presente que mediante la libertad de expresión y prensa, utilizada de manera responsable y objetiva proporcionarán pistas razonablemente buenas sobre situaciones de corrupción, vandalismo gubernamental, desgreño administrativo y enriquecimiento ilícito, entre otros. De limitar la libertad de expresión, mediante el confusionismo de lo que debe o no decirse, el papel de la información caerá en un nivel de censura no escrita, se tendrá temor hasta de hablar.

*ECONOMISTA Y EDUCADORA.

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