La administradora de la ATP, Gloria De León, explicó que cuando salen a posicionar a Panamá, lo hacen resaltando estás cualidades y otras como la biodiversidad...
Impresiona la indolencia y doble moral de mucha gente en nuestro país. No sé en qué están pensando, si acaso piensan en algo, pero nuestra sociedad ya raya en lo amoral y cruel. Los únicos mecanismos de defensa popular ante los poderes políticos y económicos han sido sometidos, arrodillados, destruidos. Sin embargo, muchas personas siguen como si nada. No entienden, o no quieren entender, el enorme riesgo democrático en que sumieron al país por no haber apoyado la causa a tiempo. Como si no les importara, o mejor dicho, como si nunca les hubiera importado.
Mientras otros, los más ilusos, dicen que “cuando se reabra la mina el pueblo va a salir”. Pues no, este pueblo no necesita causas para “salir” porque ya las tiene todas y aún así no “sale”: Desempleo, inseguridad, pésima educación, costo de la vida, falta de medicina y atención, corrupción etc. Lo de la mina es otra excusa fútil, para seguirse evadiendo, escondidos bajo las sábanas y los escritorios. Porque en este país la gente sólo sale a las calles a celebrar, que ya ni siquiera para exigir respeto social... Sin el Suntracs, los originarios y maestros, nuestro pueblo tiene la excusa perfecta para dejarse someter. No importa que lo disfracen de humildad o pacifismo, aquí lo que hay es una especie de miedo cómodo, indolencia generalizada que se traduce claramente en apatía y crueldad pasiva, es decir, por omisión.
A mí me da mucha pena la posición de los docentes, cuya sangre se derramó hace poco. Traicionados por sus propios compañeros, desfilando y saludando a las autoridades del gobierno en pleno. Da mucha tristeza ver a personas que han luchado ancestralmente para rescatar la dignidad nacional, humillados de forma tan atroz, y triplemente ignorados. Una vez por el gobierno en franco aleccionamiento, otra por el pueblo que los traicionó, y la peor, la de sus propios colegas.
Al parecer nuestro pueblo tan sólo clamaba hipócritamente, para que otros (obreros, maestros y originarios) pusieran los heridos, ciegos y muertos. Pero eso sí, siempre que no les cerraran la calle para poder “marcar a tiempo”... Dicho sea de paso, el mismo juega vivo que da génesis a la corrupción de los mismos políticos que critican. ¿Ahora sí se entiende por qué, pese a tanta queja, los siguen reeligiendo cada cinco años sin importar que hagan lo que hagan?
Encima de todo, y para rematar, la gente está próxima a entrar en otro letargo social (el mundial) sin darse cuenta que ya nos quitaron todos los mecanismos de defensa y exigencia popular. Y aun así, todavía hay quienes piensan que se debe “votar mejor” en las próximas elecciones. ¡Qué ilusos! Aunque, por cómo van las cosas, cabría preguntarse: ¿Habrá otras elecciones?...