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- 26/07/2021 00:00
Cuentas pendientes
Hay asuntos que ya no vale la pena comentar, porque no parecen tener remedio. El de la corrupción es uno, aunque no hay que rendirse, para no darle cuartel a los corruptos. Hoy, me refiero a la participación de los atletas panameños que nos representan a nivel internacional. No hay remedio. Y, como las otras cosas nos tienen distraídos o, simplemente nos falla la memoria, déjenme hacer un resumen de los últimos años.
En el año 2007, en las vísperas de los Juegos Panamericanos que se celebraron, durante la segunda mitad de julio, en Brasil, un grupo descontrolado de panameños pisoteó su responsabilidad primaria como salvaguarda y promotor del deporte y del deportista olímpico nacional. Desecharon su condición de patriotas para, sin la menor vergüenza posible, poner a un lado la reputación y el honor del país por sus intereses personales. Panamá fue suspendido de toda competencia internacional. En ese entonces nuestros deportistas olímpicos dieron muestra de nobleza y verdadero patriotismo. Teniendo la opción de competir bajo la bandera olímpica internacional, optaron por no asistir, si no era bajo la bandera nacional. El Gobierno de turno intervino; los pocos atletas pudieron asistir y participar y la bandera panameña ondeó como debía ser.
En el año 2010, cuatrocientos atletas panameños se presentaron con un orgullo y visible emoción en el desfile inaugural de los IX Juegos Centroamericanos que se celebraron en nuestro país. Para ese entonces, atletas nacionales ya conocidos por el público panameño, lideraban nuestra representación: Eileen Coparropa, Irving Saladino, Bayano Kamani, Yésika Jiménez y, comenzaba a darse a conocer, el velocista Alonso Edwards. Sin embargo, en lo que se refiere a la dirigencia del deporte panameño de las distintas organizaciones, aún permanecían personas que por décadas administraban los asuntos deportivos a nivel competitivo. En el evento en Panamá fueron acremente abucheados por el público presente la noche de la inauguración.
Pero como subrayé aquella vez, 2010, ¿de dónde salieron 400 entusiastas atletas panameños? Aquella vez resumí en una nota el reportaje que hiciera un medio local en donde reseño que: “El pesista chiricano Máximo Víquez, consiguió dos medallas de oro y una de plata en los IX Juegos Centroamericanos, a pesar de no tener trabajo, lugar de entrenamiento adecuado ni entrenador”. Y acoté: “Queda claro que el único beneficio para Máximo Víquez es haber representado a su país y las dos medallas obtenidas”.
Nuestra representación en Tokio, Japón, para los XXXII Juegos Olímpicos la conforman 10 atletas: Jorge Castelblanco (maratón), Alonso Edward (200 metros planos), Gianna Woodruff (400 metros con vallas), Nathalee Aranda (salto de longitud), Emily Santos (100 metros pecho) y Tyler Christianson (200 metros pecho y 200 metros combinado individual); Kristine Jiménez (Judo 52 kilos) y Miryam Roper (Judo 57 kilos), Christofer Jurado (ciclismo de ruta) y la boxeadora: Atheyna Bylon (75 kilos).
En La Estrella de Panamá, el periodista Julio Alfaro señaló que: “El deporte panameño envía por tercera vez 10 atletas a unos Juegos Olímpicos; precisamente en la edición cumplida en Tokio, en 1964, Panamá envió a seis hombres y cuatro mujeres, quienes compitieron en cinco disciplinas; en los juegos de 2016 también acudieron 10 atletas: seis mujeres y cuatro hombres, igual cantidad y proporción que este año”.
Entonces, además de pensar en los dineros -millones de balboas- que se gastan en la Asamblea Nacional en la contratación de “promotores deportivos” y “promotores culturales”, me intriga saber: ¿qué hubo de los 400 atletas que participaron en el 2010 aquí en los Centroamericanos?, ¿qué se hizo el pesista Máximo Víquez?
Es cierto que cada atleta tiene que cumplir con ciertos parámetros para clasificar y ganarse su puesto en las olimpiadas, pero ¿no pudimos hacer algo para sacar unos cuantos más de esos 400 de hace 10 años? ¿Cómo es que llevamos la misma cantidad de atletas que en 1964? O sea, 57 años después.
Nos llenamos la boca y el pecho de emociones, saludos de las autoridades y deseos de triunfo, pero en la práctica, en el día a día de cada uno de estos panameños, es poco o nada lo que se hace para apoyarlos en su afán de representar el país con entusiasmo y algo de posibilidades. Tenemos cuentas pendientes con la cultura, la investigación científica y con el deporte. Enhorabuena a nuestros representantes en Tokio.