• 23/07/2021 00:00

¿Quién es el culpable de tanta corrupción?

“Desde hace mucho, el Ministerio Público ha venido realizando un papel que hasta parece cómplice, por los resultados que dan sus gestiones en estos problemas […]”

Al parecer la corrupción es una parte vital de los seres humanos, pues desde que se inició la división de los ricos y pobres, siempre ha existido; pero quienes se divierten con este flagelo, no llegan nunca a convencerse de que es un mal que afecta a todos por igual, incluyendo a quienes viven de ella.

Las sociedades modernas han intentado combatir el mal y se han utilizado muchos medios, incluyendo los rezos; pero por lo visto no dan resultado, porque el mal no está en los hombres y mujeres que la practican; sino en el sistema social que se vive, el cual el nuestro es un verdadero buen proyecto para el mal, y algunos que llegan a ocupar altos puestos del Gobierno contribuyen con esto, la protegen y hasta la promueven.

Pero en lo actual, en lo nuestro, le he estado dando seguimiento a muchos casos que han provocado alboroto, y que siguen entonces un proceso tan confuso y enredado que al final los resultados dejan mucho asombro, muchas dudas y el sinsabor de que la corrupción es lo digno, perseguirla es lo indigno; y el mejor artífice de esta comedia tragicómica, queda siendo el Ministerio Público, y en segundo plano los jueces y magistrados; y los ciudadanos, que vivimos apenas con la canasta básica, quedamos rascándonos la cabeza y comentando con el vecino que nuestro pobre destino es admirar a quienes se divierten con la corrupción.

Desde hace mucho, el Ministerio Público ha venido realizando un papel que hasta parece cómplice, por los resultados que dan sus gestiones en estos problemas; y no porque algún fiscal se preste para ello, sino por las actuaciones que hacen. En unas ocasiones los jueces las declaran deficientes, ineptas, con un grado desesperante de ignorancia; en otras, los mismos fiscales actúan deliberadamente, o por realmente no saber, así. Varios procuradores que tuve la oportunidad de conocer desde que he tenido conciencia de los males sociales, han salido de ese puesto acusados de haber cometido actos de corrupción o de haberlos encubierto; y al final, el destino es igual, porque a ellos nunca se les sigue un proceso. Por otra parte, los jueces al parecer se contagian del mismo mal y para ello pongo como ejemplo los jueces que juzgaron a Martinelli la primera vez que lo declararon “no culpable” del delito de los famosos pinchazos. La estructura del Órgano Judicial declaró la grave ignorancia de estos jueces, pero ellos siguen en el puesto felices; esperando otra oportunidad de demostrar la intención de encubrir otro acto.

Con este sistema judicial al final, ¿quién es el culpable de la diversión de la corruptela: quien la comete o quien la persigue? Como decíamos al principio, el cometerla es una provocación que casi todos tenemos; pero el perseguirla y no cumplir con ello es peor, porque no solo engaña a la sociedad, sino que se aprovecha dos veces con el acto, ya porque reciba un beneficio directo, o porque el Estado les paga unos salarios jugosos para que actúen en su contra, demostrando ignorancia o mala intención. Y lo más doloroso es que si una persona denuncia a un fiscal o a un juez, los que investigan estas denuncias nunca encuentran méritos para una sanción.

Abogado, docente.
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