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- 20/05/2009 02:00
¿Y la cultura?, bien, ¿y usted?
En la cultura está la esencia de la panameñidad. Para ningún ser pensante es un secreto que una Nación, por pequeña y humilde que sea, no puede dejar de lado aquellos elementos que caracterizan su patrimonio cultural, por cuanto queda expuesta a las influencias externas de quienes le colindan o con quienes se relaciona, haciendo que desaparezcan, poco a poco, todos aquellos elementos representativos de su identidad.
En Panamá, hemos sido afectados por expresiones norteamericanas derivadas de su permanencia en nuestro territorio por casi un siglo; súmele las mexicanas, venezolanas y colombianas producto de las telenovelas que, por su contenido, distan mucho de ser formativas o edificantes. Súmele como parte de esas influencias, los nuevos proyectos televisivos para escoger, vía telefónica, a los “artistas” noveles que practican costumbres y tradiciones (acordeón, canto de mejorana, etc.), obviando aquellas expresiones que realmente nos representan, para darle paso a lo comercial y al espectáculo.
Debemos comprender que la situación es más grave de lo que se piensa. La protección del Casco Antiguo, donde gran parte de nuestra historia colonial y republicana se desarrolló, está en riesgo de perderse por la desidia de quienes están obligados a su conservación; como también por la falta de recursos que están asignados a la Dirección de Patrimonio Histórico para que cumpla con su rol, la Oficina del Casco Antiguo, que ha desarrollado una loable labor, ha advertido el riesgo de la pérdida de esa parte del patrimonio cultural panameño, y nuestros gobernantes han dejado pasar las cosas como si tal, mientras en estos momentos se nos está cayendo el Hotel Central.
El Museo Reina Torres de Araúz, está costando más cerrado que abierto, no ofrece oportunidad a nuestros estudiantes para que conozcan los hallazgos realizados sobre nuestra historia prehispánica; en cuanto a folklore, ni hablar, los medios de comunicación y los eventos de clubes cívicos o estatales, se ven inundados de agrupaciones coreográficas que, por la vistosidad y el espectáculo, tergiversan los elementos más representativos de nuestra nacionalidad, tanto en el vestuario como en los bailes, lejos de lo auténtico vernacular, ¡y nadie dice nada!
La esperanza renace en el país, al saber que en las mesas de trabajo de los planes de gobierno se ocuparon especialmente del tema, pues, participaron de él gente ilustre y calificada de distintos sectores del país, para señalar la política que permita conservar y promover lo que nos identifica como panameños.
Confiemos que ese será el camino que permita recuperar los sentimientos de pertenencia que forjaron nuestro primer siglo, enrumbando con mejor destino nuestra educación, y de paso sacar del sótano esta parte esencial de la formación humana, para que en el futuro no sigamos con la pregunta cansada de ¿Y la cultura?, bien, ¿y usted?
-El autor es maestro folklorista.donatilobz@gmail.com