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- 07/08/2025 00:00
Decodificando valores: el futuro del transporte

Después del internet, el celular y la inteligencia artificial, se dirige hacia nosotros, a cientos de kilómetros por hora, la próxima revolución: vehículos autónomos. Ya se han diseñado tanques, aviones, carros, camiones y drones que pueden cargar armas, mercancías y personas a grandes distancias de forma autónoma, sin la intervención de un conductor. La pregunta es ¿cuándo esta tecnología será común (“mainstream”)?
Transporte autónomo mejorará mucho la calidad de nuestras vidas. Aun así, deben sobrellevar su último y más importante obstáculo, las implicaciones morales y legales: ¿quién es responsable por un accidente? O, aún peor, ¿quién protege a estas tecnologías de ser hackeadas o mal usadas como en una película de Tom Cruise?
En el campo del transporte personal (como taxis), cuatro compañías ya compiten por su liderazgo: Waymo de Alphabet (la dueña de Google), Zoox de Amazon, el Robotaxi de Tesla y Uber AV. Ya hace años que Waymo funciona en ciudades americanas como Los Ángeles, San Francisco, Phoenix y Austin con planes de ampliación al completar más procesos regulatorios.
¿Cómo influirá esta revolución en nosotros? La conveniencia de poseer un vehículo propio bajará enormemente, pues se supone este servicio será más barato y privado, sin las limitaciones “humanas” de un conductor. Este servicio podrá funcionar casi las 24 horas del día con una añadida dosis de privacidad, lo que permitirá aprovechar del tiempo en el tráfico para conversaciones íntimas o de negocios.
Con el alza en el valor de nuestro tiempo y el aumento del tráfico, es posible se diseñen vehículos especializados en tener fiestas o aquellos que permitan reuniones de negocios, pues estos vehículos también ofrecerán más espacio, al no cargar a un conductor. Es posible que ciertos vehículos hasta se conviertan en eficientes “push Button sobre ruedas” disponibles a toda hora y en todo lugar. Es posible que el tráfico, tal como lo conocemos hoy, desista de existir con calles sin insultos, sin bocinas, sin robarse la fila, todo controlado por algoritmos que trabajarán en coordinación casi perfecta. En un futuro lejano no se necesiten de semáforos.
Los servicios médicos se reducirán, pues, se estima que vehículos controlados por computadoras serán mucho más seguros, causando menos accidentes, heridos y muerte en las calles. Si el pueblo logra vencer al lobby de las empresas petroleras, las flotas de vehículos autónomos serán eléctricas disminuyendo también la contaminación ambiental, mejorando la salud de todos.
Al reducirse el número de vehículos de propiedad privada, se reducirán las áreas de estacionamiento, pudiendo ser aprovechados para añadir viviendas o áreas de recreo, quizás más parques y más servicios públicos. Ya en muchas ciudades grandes se diseñan nuevos edificios, residenciales como de oficinas, sin estacionamientos. No es muy temprano para que toda ciudad grande y densa prepare un análisis de como las vastas áreas de estacionamientos, privados como públicos, pudieran ser aprovechados, quizás para servidores de computadoras o para almacenar energía sostenible.
Los vehículos autónomos no solo serán de uso civil sino de emergencia como ambulancias y policía que podrán mover heridos o restringir el movimiento de forma más eficiente, tal como los drones que ya se usan en vez de fuegos artificiales. Los drones también forman parte de la revolución autónoma distribuyendo paquetes de forma rápida y barata. Aun así, todavía no se han resuelto los dilemas de responsabilidad ¿qué pasará cuando un dron le caiga a alguien en la cabeza?
Aunque tomará un par de décadas hasta que la gran mayoría de los vehículos y drones sean seguros y eficaces, no es muy temprano para comenzar a analizar las positivas consecuencias de su uso diseñando ya edificios con espacios asignados para ellos. Para los drones deben de diseñarse plataformas de aterrizaje en balcones y techos. Para los vehículos autónomos deben diseñarse ya áreas para que cómoda y seguramente se puedan subir y bajar a pasajeros.
Todavía existen temas morales como la responsabilidad de los vehículos autónomos que pudieran ser hackeados para usarse como armas, tal como pasó en el comienzo de la futurística película Upgrade. También pueden ocurrir errores, como con cualquiera máquina. Las mejores mentes de nuestros tiempos ya están diseñando fórmulas para determinar esta responsabilidad y poder hacer realidad estas eficientes tecnologías.
Pero como mencionado, la más grande barrera para hacer esto realidad es la política. Lo que podemos hacer todos nosotros es apoyar a políticos que estén dispuestos a ajustar a la regulación a que permitan la prosperidad de esta muy importante tecnología.