• 10/09/2020 00:00

¿Por qué denunciar lo malo?

Si preguntamos a la gente de Martinelli sobre Mauricio Valenzuela, dirá que responde a intereses de Movin y La Prensa, porque nunca ataca a Varela.

Si preguntamos a la gente de Martinelli sobre Mauricio Valenzuela, dirá que responde a intereses de Movin y La Prensa, porque nunca ataca a Varela. Si hacemos lo mismo con algún venezolano, nos dirá que el polémico “seudoperiodista”, como algunos lo califican, estuvo financiado por chavistas que rondan por Panamá, impulsando ahora el caos social y la anarquía, tal como algunos se dedicaron a bombardear lo que ocurría en Venezuela al final de su “democracia”. Ello produjo a Chávez, “redentor” de los males que vivía su sistema político y que, no solo terminó en destruirlo, sino que lo llevó a los grados de pauperización que vive hoy ese país. Desconozco si es cierto si laboraba en la cadena de noticias Telesur, muy vinculada a la dictadura de Maduro, o que paseaba por Multiplaza con una camiseta con el rostro de Chávez para burlarse de los “escuálidos” venezolanos que viven aquí.

He hablado con él telefónicamente en una sola ocasión. No lo conozco personalmente. Es apoyado económicamente por gente de Movin que dice conocer sus antecedentes, asegurando que ya no piensa como antes. No soy quién para dar fe de eso. Lo que sí es cierto es que gracias al osado trabajo de su grupo nos estamos dando cuenta de lo mal que lo hacen los políticos que nos gobiernan. En los tiempos de Chávez ese tipo de trabajo se conoció como la antipolítica, forma para destruir el trabajo de los políticos que, al igual que ocurre en Panamá, como que son los socios de Valenzuela por lo fácil que le hacen el trabajo. Destruyendo la clase política, Chávez, con sus odios y resentimientos, aniquiló lo que quedaba. En el camino creó una nueva clase aún más perversa y corrupta que la que dijo reemplazar. Igual pasó aquí luego del golpe de 1968. Los militares resultaron peores que los malos políticos que supuestamente con sus acciones corruptas justificaron el rompimiento constitucional.

Sin lo que denuncian Valenzuela y su grupo, la gente no estaría tan emberracada por lo que pasa. En una mañana el presidente Cortizo hace un anuncio para mejorar su imagen, y entrada la noche, encuentran a funcionarios celebrando un cumpleaños en el restaurante La Fragata. Antes los pillaron en una reunión de la dirección del PRD (dicen que solo sirvieron agua) en la Parrillada Jimmy, donde hasta una ministra había. Hace dos domingos el alcalde de Colón, con toda su numerosa familia, se fue de “picnic” al Decameron, primero negando el hecho y luego, ante la evidencia de su propio celular, aceptando que había violado la cuarentena, al igual que su colega de Panamá. La misma que nos dice qué debemos hacer, fue a un concurrido entierro que hasta mariachis tenía. No es a Valenzuela al que debemos culpar, sino a los funcionarios que, debiendo dar el ejemplo, son los primeros violadores de las normas. ¿Cuántas más violaciones a la cuarentena habrán hecho altos funcionarios?

Me he caracterizado toda la vida por decir lo que me parece incorrecto, aunque ello conlleve el tener que señalar a personas que conozco, molestándose algunas conmigo. Eso explica el porqué ninguna de las televisoras hace rato me entrevista. Si esperamos que los noticieros de TV o de algunas emisoras radiales, con contadas excepciones como Radio Panamá, informen sobre casos de corrupción que se dan en el momento, nos quedaremos esperando. Por ello resulta más fácil el culpar al mensajero, acusándolo de que nos es periodista y hasta que se robó 1000 balboas del bolsillo de alguien.

Urge que más ciudadanos se dediquen a denunciar lo que ven en su entorno. Cuando Álvaro Alvarado estaba en el noticiero de Telemetro era común ver videos con la denuncia ciudadana, como también hacía Luis Casis. Ese sentido de la inmediatez que tiene la noticia hoy, producto de las redes sociales, no se encuentra en ningún medio escrito. Podrían tenerla la televisión o la radio, siempre y cuando no mezclen sus intereses comerciales con su deber de dar la noticia, como por ejemplo cuando la huelga en la Cervecería Nacional y nadie reportaba nada. Privaba la “lealtad” al anunciante que aquella que se le debe por ley al público. A veces nos olvidamos de la responsabilidad social de los medios, aunque todos nos hablan de sus campañas de “responsabilidad social empresarial”.

Mi consejo a los críticos de Valenzuela. Compitan con él. Entre más ciudadanos se conviertan en auxiliares de la justicia denunciando la corrupción, estaremos en un mejor camino para recuperar la democracia que cada vez perdemos más con las irregularidades que se cometen. Cada vez que lo atacan, lo enaltecen, o ¿no se dan cuenta?

Autor de “Luchar sin permiso”.
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