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- 04/08/2023 00:00
Dialéctica del poder y la mascarada electoral (II)
En diciembre de 2019, Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial (FEM), sin ser del grupo de los adueñados del planeta -foro integrado por las élites multimillonarias del mundo- destacaba que estamos en un punto de giro del capitalismo internacional, en el cual la forma de organizar la economía, con base en la empresa capitalista, debería modificarse.
A esto aludía al identificar la existencia de tres modelos, el primero, que denominó “capitalismo de accionistas”, se caracteriza en que “el principal objetivo de las empresas es la obtención de beneficios” (https://es.weforum.org/) y como es comprensible, Schwab se cuida siempre de llamarlo por lo que es; es decir, propio de una lógica social absolutamente individualista y por tanto, de una ética avara y codiciosa. Sin duda, es lo que conocemos en nuestro país como forma predominante, no tanto en su figura jurídica, sino en la lógica y ética con la que opera.
El segundo modelo que reconocía es el denominado “capitalismo de Estado”, según este empresario, es el que “confía en el Estado para que marque la dirección de la economía”. Muy difundido entre países asiáticos y economías “emergentes”.
El tercer modelo, lo denomina “stakeholder capitalism” (“capitalismo de las partes interesadas”). Este es al que Schwab le apuesta como apropiado para esta fase del capitalismo, en virtud de que “las empresas son administradoras de la sociedad, y representa la respuesta más acertada a los desafíos sociales y ambientales de nuestros días” (ibídem). No obstante, este líder del FEM -también conocido como Foro de Davos por el lugar donde suele realizarse cada año- proponía a los que se reunirían en la reunión del 2020: “es necesario que las empresas paguen un porcentaje equitativo de impuestos. Deben mostrar tolerancia cero frente a la corrupción y respetar los derechos humanos en sus cadenas de suministro mundiales. Y deben respetar la competencia en igualdad de condiciones” (ibídem). La verdad es que Schwab o peca de ingenuo o pretende distraer ideológicamente a los pueblos más allá de lo que ya le es imposible al modelo neoliberal. “Tolerancia cero frente a la corrupción” es imposible en el actual modelo de crecimiento económico… la corrupción no es opcional es inherente, es propio del modelo. “Respetar la competencia” es improbable sin desmantelar los oligopolios... ¿lo permitirán las élites económicas, toda vez que son sus fuentes de enriquecimiento?
Ahora, veamos cómo se expresan estas corrientes del capitalismo mundial en nuestra política criolla. En primer término, el modelo que el citado líder internacional denomina de “acciones”, esto es, el crudo modelo neoliberal, posee su fuerte presencia en nuestro país. Los oligopolios que controlan los precios de la energía eléctrica, telecomunicaciones, combustibles, alimentos, medicamentos, banca y ahora la megaminería, son su mayor expresión.
Es este modelo, el que todos (no entran aquí las candidatas) los candidatos presidenciales no están dispuestos a modificar, al menos en profundidad. Esto, por una razón sencilla, ellos o se ponen a merced de estos grupos de poder económico local -porque son parte de estos o porque quieren algo de sus beneficios, da lo mismo- o pierden su patrocinio para las campañas y la probabilidad de triunfo.
En este escenario, no obstante, hay una variable de mucho peso que evitará parcialmente que haya un discurso y ciertos compromisos que se identifiquen con este primer modelo antipopular y antiecológico; irónicamente, es la variable “Estado norteamericano”. Por razones geopolíticas, este, no admitirá que gane las elecciones 2024 el grupo que estimule un modelo que sea caldo de cultivo de conflictos sociales de gran escala como consecuencia de la imposición del modelo neoliberal. Necesitan estabilidad regional.
Esta fuerza interviene estrechando lazos con alguno de los candidatos para que plantee cosas parecidas a lo que Schwab recomienda: Un modelo que atienda alguna que otra demanda social, ambiental y nacional. Por supuesto, que esto quedará más en el discurso que en la práctica, salvo que las instituciones de crédito de las élites de poder mundiales, como parte del apoyo a este candidato, nos terminen de hipotecar nuestras riquezas a costa de la entrega de fondo de pensiones u otros bienes del pueblo. Esto planteará la polarización entre este candidato neoliberal con rostro “pacificador” ungido por el tío Sam y el que abiertamente sea portador del modelo neoliberal de la oligarquía criolla, el resto son actores de reparto en esta mascarada. Se los apuesto.