Más de 5.000 personas, según la policía, y alrededor de 10.000, según los sindicatos, se manifestaron este lunes en Bruselas para pedir a las autoridades...
- 27/09/2008 02:00
Digamos no a la impunidad
Muchas son las acciones delictivas que se han procurado investigar, pero que al divisar los posibles responsables, encuentran una diversidad de justificaciones a la ineficiencia, que al final conducen a la impunidad. No se trata de tener buena fe o de procurar la realización de un trabajo, si con tal actitud no se vierte el interés de hacer lo apropiado y de hacerlo bien. En la tarea del Ministerio Público y de la D.I J. sobre la pérdida de las famosas estatuas de Juegos de Antaño parece que la falta de instrucciones escritas puede convertirse en un obstáculo. Resulta increíble la excusa.
Quien va a hurtar no deja constancia de su acción por escrito. Sencillamente trata de hacerlo de la manera más oculta, inadvertida y con la menor cantidad de testigos posibles. No debemos irnos tras la documentación para alcanzar un resultado. Aquí no se trata de localizar documentos, sino las estatuas. Las dependencias en las que estaban ubicadas tienen directivos responsables, que por acción u omisión deben ser los primeros en ser investigados y hasta retenidos para lograr la verdad.
Existe preocupación en la ciudadanía por la magnitud del hecho, por la osadía con que se vienen cometiendo delitos que resultan impunes, especialmente cuando se sospecha de personajes que transitan con mucha sorna frente a quienes deben perseguirlos, seguros de que no les alcanzará la justicia, exhibiéndose de la noche a la mañana como potentados. Eliminemos a los y las inalcanzables, actuemos con firmeza y pongamos ejemplo de verticalidad e imparcialidad como fundamentos de nuestras funciones públicas.
Así como en otros casos se hacen hasta allanamientos, se detienen a personas para ser investigadas, en este suceso, donde hay un hecho concreto que es delito y personas bajo cuya responsabilidad estaban las estructuras, no habiendo fecha de la sustracción conocida, la excusa de que estaba de vacaciones o fuera del país, etc., no deben liberar de su vinculación a quienes recibieron tales estatuas y no tomaron las providencias del inventario, previa constatación de quien impartió la orden para su traslado, lo mismo que desmontarlas del lugar en que estaban, no fue tarea de minutos, ni un trabajo nocturno.
Estoy seguro que a medida que se retenga a los responsables de las entidades en que estaban ubicadas las estatuas, aparecerán los que dieron la orden del traslado y se comprobará si tenían facultad para dar las instrucciones que se obedecieron sin objeción alguna.
Afortunadamente este delito no va a prescribir en corto tiempo. Cualesquiera que sea la nueva administración. Es un compromiso evitar la impunidad, sobre todo en éste caso, para dar un ejemplo de seriedad, imparcialidad y eficiencia en las entidades ligadas a la persecución y castigo de los delincuentes.
No a la impunidad.