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- 02/11/2011 01:00
Diplomas ingenuos
PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.
El espíritu de las leyes, según la tradición occidental es reducir los grados de afectación que determinadas acciones pueden tener en el conjunto de la colectividad humana y normar la vida en común de los asociados, que se entiende significa que todos somos iguales ante las autoridades.
La ley concede la potestad a quienes administran justicia de interpretar los hechos que se refieren a los ciudadanos para determinar si se ha quebrantado alguna disposición, la comisión de delitos posibles y establecer las penas correspondientes.
La normativa parte de la presunción de inocencia y existe el debido proceso, así como instancias que posibilitan recursos para reiniciar los enjuiciamientos, si las partes involucradas no están de acuerdo con los fallos.
Hace algún tiempo, un juez consideró que en un caso de presunta falsificación de un diploma en la Universidad de Panamá, existían varios delitos, uno la creación de un documento oficial que certificaba la conclusión de los requisitos para alcanzar un título de una carrera cuando no había mérito en realidad y en segundo lugar, el aprovechamiento de ese título expedido de una manera irregular.
Dictado el fallo, las partes acusadas interpusieron sendas apelaciones, que otro juzgado superior procesó para absolver en forma definitiva a los implicados. No se cometió falsificación, porque faltaba una firma en el documento y no se utilizó para obtener una idoneidad, dice la noticia que reporta el caso.
La ausencia de firma invalida el diploma y por tanto no existe. ¿Quiere decir esto que si un grupo de hombres asalta un lugar para hacerse irregularmente del dinero y al obligar a los empleados a abrir la caja y no encontrar ninguna moneda o billetes, se pueden ir tranquilos porque no hay irregularidad. ¿Y la intención que subyace acá?
Igual puede suceder con un secuestro para violar a una joven. Si quien comete esta acción, al momento de intentar el estupro, tiene un problema técnico de disfunción eréctil, ¿no existe agresión alguna porque no se consumó la felonía y él puede marcharse sin la preocupación porque un tribunal así lo consideraría?
La etimología de las palabras ‘ingenio’ y de ‘ingenuo’ es casi similar. En latín, una termina con la sílaba ‘ium’ y la otra, ‘uus’ y mientras que la primera es una facultad para discurrir o inventar con facilidad, la segunda habla de sinceridad y candor y sin doblez; pero aquí, el diccionario, se refiere a actrices que hacen papeles de personas inocentes y candorosas.
En este asunto de los juicios a los involucrados en el hecho, cuyo escenario es la colina universitaria, donde se espera que nunca se produzcan incidentes de esta naturaleza, habría que preguntarse cómo ha sido capaz el tribunal de construir una conclusión sobre el mencionado procedimiento con tanto ingenio, pero a la vez, con semejante ingenuidad.
Una firma es la línea divisoria entre una transgresión y el entretenimiento que quizás es como se podría tipificar en la primera casa de estudios el que aparezca un pergamino rectangular que diga que alguien terminó una carrera, aunque en la realidad no ha sido así. O será un ejemplo de un cuento corto, que en esta anecdótica experiencia ha tenido una historia larga para desventura de la imagen de esa alma mater.
Recuerdo a algunos de mis maestros Soler, Domínguez Caballero, Chuchú Martínez, Elsie Alvarado de Ricord, Tobías Díaz, Indalecio Rodríguez y me preocupa el estado de la filosofía, la lógica, el lenguaje y la comunicación cuando decisiones de los tribunales dejan este mal sabor en la población y la necesidad de poca eficacia en la protección de la sociedad.