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- 20/03/2012 01:00
Trinidad y Tobago —un país— dos islas
Un país, dos islas: Trinidad, un pedazo de los Andes que se despegó de la costa venezolana, montañosa, pero con atractivas playas, históricamente británica; Tobago, la isla tropical de nuestros mejores sueños, cocoteros, arenas blancas, aguas cristalinas, colinas verdes ondulantes; de origen holandés, se dice que es la Isla de Robinson Crusoe, de hecho, así la llaman sus habitantes. Trinidad, dinámica, frenética, multiétnica. Tobago, paz y tranquilidad, inclusive se reduce la máxima velocidad obligatoria, menos multiétnica.
Me entero en la prensa de la visita de la primer ministra de Trinidad y Tobago a Panamá y la firma de una Tratado con nuestra Nación. Un hecho muy interesante, por razones que expongo más adelante.
Trinidad es parte de mis más gratos recuerdos. Tuve la oportunidad de residir en Port-of-Spain desde 1964, fue mi primera asignación internacional con el Chase, inicialmente como técnico agrícola y luego como banquero tradicional. Me enviaron por seis meses y me quedé el resto de la década.
Mi estancia en Trinidad representa una de las experiencias más placenteras de mi temprana vida matrimonial e inicio de mi carrera como banquero comercial. Descubrí un país encantador, paradisiaco, con una interesante cultura multiétnica, un Carnaval, solo igualado por el de Río, con su alegre y dulce música, el Calipso, y sus famosas orquestas de tambores de acero (‘Steel Bands’) que tanto tocan Kaiso (Calipso, en argot local) como música sacra o clásica.
Descubrí, para mi sorpresa, que Trinidad, aun estando ubicada a ocho millas náuticas de Venezuela (de mi terraza, divisaba la costa venezolana) en términos de relación con la América Latina, pudiera estar ubicada en la mitad del Atlántico. Existe una razón histórica por esta situación. En su época colonial, los ingleses evitaron sus contactos con la vecina Venezuela, especialmente en el XIX, para que no se ‘infectara’ con las tendencias independentistas bolivarianas. Su apartada posición hacia Latino América, aun se nota, no así hacia el Caribe. Valoro la visita de la primer ministra como una manifestación de acercamiento de Trinidad hacia el mundo latinoamericano.
Trinidad y Tobago es prácticamente desconocido por la mayoría de mis compatriotas. Es una lástima, pues es un país rico, cultural y económicamente. Su Producto Interno Bruto depende 40% de la industria petroquímica (petróleo y gas), es un centro financiero regional y tiene una creciente industria turística. Su economía crece al 8% anual. Posee el índice de PIB per cápita más alto del Hemisferio Occidental, $20.300, luego de EE.UU., el doble del nuestro.
Su población la compone 40% de origen asiático, india; 37% de origen africano, el resto es de origen chino, libanés, portugués, indios Arawac, siendo la minoría de origen europeo de ascendencia francesa. Cada grupo contribuye a la riqueza y variedad de la cultura y al escenario de la isla. Los grupos mayoritarios dominan la vida política y la distribución demográfica. En mi tenencia en Trinidad, los de orígenes africanos dominaban la política y el gobierno. Hoy son los de origen indostanos los que gobiernan, el apellido de la primer ministra, Persad, denota esa realidad. Los indostanos son dueños de la campiña y la segunda ciudad más importante, San Fernando. Su cultura se refleja en la campiña por la presencia de sus edificaciones y templos representando las dos grandes religiones, el Islam y el Hinduismo, es como transportarse a la India y Pakistán. Port-of-Spain es una ciudad occidental en todo sentido.
El Carnaval de Trinidad es espectacular, pero existen otros festivales religiosos interesantes como el Divali (Festival de las Luces Hindú), el Año Nuevo Chino y la conmemoración Shia Islam de la muerte del Imán Hussein ibn Ali. Hay que visitar Trinidad y Tobago, COPA ahora lo hace más fácil.
BANQUERO Y EXDIPLOMÁTICO.