• 27/02/2009 01:00

El invisible e ignorado trabajo policial

Dice el viejo refrán que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Es eso lo que parece ser en el caso del trabajo policial, dados t...

Dice el viejo refrán que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Es eso lo que parece ser en el caso del trabajo policial, dados todos a criticarlo en las buenas y en las malas, pero silenciosos cuando se trata de reconocer sus méritos y logros. Los pasados días de Carnaval nos hacen ser más que exigentes con las fuerzas policiales; simplemente lo pasamos por alto, porque creemos que los que visten el verde kaki del conocido paco son diferentes al resto de nuestros paisanos.

Deben evitar que camino al interior haya accidentes; deben estar pendientes de que mientras estamos “chupa que chupa” nadie nos robe y desvalije nuestros abandonados hogares. Además, exigimos que sean respetuosos con los borrachos con que se topan a diario en estos días, aguantándoles cuanta majadería, vómito y estupidez se les ocurra; eso sí, respetando los derechos humanos de los impertinentes ebrios; por encima de todo son “ciudadanos”.

Mientras los políticos se mojan en todos los culecos y reparten saludos a tutiplén, otros se hacen los que ignoran las confesiones de Murcia que después de Carnavales tendrán que afrontar como varones? y damas. También mirarán bien para ver si sir Allen Stanford también se los “comió” como lo hizo Madoff.

El país aparenta paralizarse por completo: irresponsablemente nos tomamos un asueto de cinco días, que algunos lo ligaran con el siguiente fin de semana, antes llamado Carnavalito, para completar los diez días de farra. Creo que el Brasil se queda corto con la permanente fiesta que vivimos aquí y que tanto propician los gobernantes de turno. Lo único que faltaría es el fallecimiento de algún ex presidente el domingo primero de Cuaresma.

El sábado de Carnaval mientras regresaba a la ciudad me di cuenta del gran esfuerzo de nuestra Policía Nacional guiando los miles de carros que se dirigían al jolgorio interiorano. Como que allí nadie duerme y, durante las fiestas se multiplican como cuis. Vi uniformados por todos lados, unidos a la gente de la ATTT, a quienes les falta la educación y modales que han adquirido los policías. Para esa gente no hay Carnaval ni fiestas; como que pensamos que tampoco tienen familias y que, por ser responsables de cuidar del orden público, no sienten lo de carnavalear que vuelve locos a casi todos sus demás paisanos.

En el análisis que hagan los medios de comunicación de las estadísticas de violencia y accidentes de los Carnavales pasados sería interesante que alguien se detenga e indique todo lo que se pudo evitar gracias a la permanente acción de la Policía Nacional en el cumplimiento del deber que todos esperamos de ella, pero que, en muchos casos, con nuestro comportamiento estúpido e irresponsable se lo hacemos más difícil y angustioso.

* Escritor, abogado, catedrático, político. gcochez@cableonda.net

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