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- 07/03/2009 01:00
Finalidades de la educación
Las finalidades de la educación dimanan de la clase de sociedad con la que se vive, por lo menos, en dos sentidos: de acuerdo con las personas que la determinan y con los ideales que deben fomentarse para el mejoramiento de la vida humana. En una sociedad democrática, las finalidades de las escuelas son determinadas, directa o indirectamente, por todas las personas; más aún, la verdadera sociedad democrática acentúa el valor de la inteligencia, el sentido de responsabilidad y el fin a que se dirige el individuo al igual que el logro del bienestar personal, y considera estos atributos factores de progreso y conservación de la democracia.
En una sociedad totalitaria, en contraste, el propósito primordial de la educación consiste en formar leales y efectivos servidores del Estado. Un solo grupo, la clase dominante, establece normas y fija procedimientos para todos los aspectos de la vida colectiva, especialmente el educativo. El ideal no se funda en la sola sumisión a la cúpula dirigente, sino también en la preparación para que las personas deseen voluntaria y efectivamente obedecer los mandos de sus jefes.
Un gobierno totalitario puede ser benévolo de muchas maneras; pero no permite ni reconoce la autonomía individual, pues ello podría traer consigo la caída del régimen. Cuando las personas conocen sus posibilidades de libertad — como ha sucedido en estos tiempos — los gobernantes se ven obligados a buscar medios más eficaces para conservar el poder, y uno de estos es prestar mayor atención a la obra educativa.
La diferencia fundamental entre la educación dirigida por el totalitarismo y la educación en el régimen democrático es la diferencia que existe entre enseñar a las personas a seguir la dirección que otros desean, y la de enseñarlas a actuar inteligente y responsablemente bajo su propia dirección. Vivimos en un mundo de contiendas ideológicas; en consecuencia, la fuerza de la educación en pro de la democracia no debe ser mermada por el deseo o intento de establecer sistemas educativos con tendencias opuestas, incongruentes o antagónicas entre sí en cuanto a sus objetivos.
El mantenimiento de la democracia requiere un programa educativo orientado hacia el ideal democrático, el cual podemos resumir así: La aspiración de la sociedad libre es conformar una nación gobernada por sus propios ciudadanos, cada uno inviolable en sí mismo; proporcionar a cada quien medios y oportunidades similares para manifestar plenamente todo su potencial.
Por democracia, en consecuencia, no entendemos únicamente la ausencia de restricciones y la forma de gobierno en la cual el deseo de la mayoría determine la acción, sino también las condiciones de vida asentadas sobre una base particular de valores, de los cuales depende la existencia de la libertad.
Desde este punto de vista, la preservación de la democracia es algo más que permitir a las personas que ejerzan sus derechos cívicos; es, asimismo, sostener y poner en práctica actitudes como, entre otras, el interés en el bienestar de los demás, y respeto al valor y la dignidad de la persona humana.
La escuela que educa para la vida democrática rodea a los alumnos de un ambiente en el que puedan vivir conforme a tales valores. También debe dar a cada alumno amplias oportunidades que faciliten el completo desarrollo de su capacidad.
-El autor es pedagogo, escritor y diplomático.socratessiete@gmail.com