• 11/02/2024 00:00

El voto

En el resultado final será determinante el votante joven, un 48% oscila en el rango de los 18 a 40 años de edad. Si algún candidato hace el milagro de consolidar y sacar a votar ese grupo en su favor, vayan midiéndole la banda presidencial

Si bien el voto es sagrado y debe ejercerse como tal, en las elecciones de mayo de 2024 serán más aún. Afrontamos una disyuntiva complicada y decisiva en la definición de nuestro futuro como nación, similar a las elecciones de 1989, pero esta vez ante el votante, un tablero político fraccionado e incierto. Y para complicar el panorama, la certeza de que volverá a tomar posesión un Ejecutivo en minoría ante la Asamblea de Diputados, que en esta ocasión quedará igual de fraccionada que el tablero. En el resultado final será determinante el votante joven, un 48% oscila en el rango de los 18 a 40 años de edad. Si algún candidato hace el milagro de consolidar y sacar a votar ese grupo en su favor, vayan midiéndole la banda presidencial. Me permito algunas consideraciones, consciente de que mi rango de voto representa “la geriatría demográfica”, expresión con la cual tocó mi ego una sonriente y apreciada politóloga. Realidad agravada en mi caso, toda vez que no soy ni seré usuario de X o Tik Tok.

Desde 1984 votó por el candidato presidencial postulado en la papeleta del Partido Panameñista, salvo la oportunidad histórica de 1989, en que un país aglutinado eligió abrumadoramente a Guillermo Endara Galimany para recomponer una patria abusada. En esa ocasión, ejercí mi sagrado derecho al voto en la papeleta de uno de los partidos que postuló a nuestro candidato. El panameñismo no contaba con papeleta propia, despojado por las artimañas de una agonizante dictadura militar. Como representante del presidente Endara en la Junta de Circuito del entonces 8.7, me tocó ser despojado, pistola en mano, de mi Código Electoral, calculadora, pluma y hasta papeles, por varilleros armados del entonces PRD militar. No perdí la vida, en esos 21 años muchos otros sí.

Quizás por esas circunstancias, mis genes anglosajones y edad, doy poca o ninguna atención a las pugnas del patio limoso, que si Gaby, Zulay, Martinelli, Varela, ya en poco o nada me motiva. Es más de lo mismo. Hay temas de institucionalidad que deben afrontarse, y son casi imposibles de resolver, obedecen a nuestra genética social. Mencionar nombres y señalarnos unos a otros es como concentrarse en tratar el pus que brota a flor de piel. Lo importante es identificar y tratar la causa de la infección, y en nuestro país los machos que hacen brotar el pus provienen de la esencia misma de su sociedad. Las soluciones requeridas son a largo plazo, dependen de una mejor educación escolar y social, no es algo que se pueda resolver en un quinquenio. A un presidente podemos pedirle el ejemplo y un primer paso, no milagros.

Es por ello que mi decisión del voto será en primera instancia general. Las que el candidato se compromete a adoptar e institucionalizar en lo relacionado con los privilegios y gastos superfluos del sector público, incluyendo aumentos salariales medidas automáticas garantizadas. La mejor cura es el ejemplo, y si bien con el gobierno del presidente Endara volvimos a una administración estatal proba, superior al promedio latinoamericano, no resultó suficiente. A partir de su gobierno, se inicia un retroceso, que lento en su inicio avanza vertiginoso desde el 2009 hasta el crítico hoy.

En lo específico, los temas que considera debe afrontar el candidato a quien favorezca con el voto son, la solución y viabilidad a mediano plazo del Sistema de Invalidez, Vejez y Muerte; la ampliación y sostenibilidad de la reserva de agua del Lago Gatún, entendiéndose por ello la reserva del río Indio requerida para satisfacer la competitividad del Canal de Panamá, sus dividendos al Estado que a su vez alimentan los programas de subsidio social, y la demanda de agua de la población que convive en la gran zona metropolitana de la capital y áreas adyacentes a la vía interoceánica; la promoción y defensa de la empleomanía que generan empresas y auto gestores, incluyendo una ejemplar sanción penal a quienes resultan culpables del cierre de vías internacionales, interoceánicas, corredores o vías internas que sirven a empresas de exportación o aeropuertos; la reapertura de la mina de Donoso, en condiciones aceptables a una mayoría del pueblo panameño; y una solución definitiva a nuestro verdadero y gran problema ambiental, los vertederos que pululan el país, el tratamiento de desechos, y nuestros contaminados ríos y yeguas, constituyen una vergüenza que se nos restriega en la cara a diario.

En fin, cada pueblo tiene el país y gobierno que se merece, de esa cruda realidad no escapamos. Meditemos el voto, ejerzámoslo con responsabilidad, mejoremos nuestro noble y bello país.

El autor es exministro de relaciones exteriores
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