• 10/09/2008 02:00

¿Dónde estaban...?

La suerte está echada: Endara, Varela, Martinelli o HerreraUno será el escogido para gobernar el país al terminar el actual régimen de P...

La suerte está echada: Endara, Varela, Martinelli o HerreraUno será el escogido para gobernar el país al terminar el actual régimen de Patria NuevaSalvo un acuerdo de la oposición antes del 3 de febrero próximo, esos son los candidatos que los partidos políticos ofrecen al electorado panameñoComo cada pueblo tiene el gobernante que se merece, nuestra responsabilidad es informarnos bien para elegirlo a conciencia, o desecharlo, en base a sus virtudes o defectos personalesEs un deber y a la vez un derecho; de lo contrario, equivaldría a escogerlo al azar como un billete de lotería o un chance clandestino o como una moneda lanzada al aire para decidir entre cara o selloNadie puede negar que la hoja de vida de quien aspira a un cargo privado debe ser conocida y escudriñada y, cuanto más, en un régimen presidencialista como el nuestroSi nos equivocamos, pagaremos las consecuencias por los próximos cinco años y aún más allá

Para lograr el objetivo ideal se requiere de transparencia y de valentía de parte de cada candidatoAceptemos: no resulta cómodo desnudar todos los intersticios de su conducta anterior porque los ángeles están en el cielo y el ser humano acá está cargado de debilidades y flaquezasEso es perfectamente entendible pero quien aspira a un cargo público, sobre todo tan importante como la presidencia del país, tiene la obligación ética de hablar muy claro y poner las cartas sobre la mesaEntonces, debidamente informado, el elector podrá decidir si las virtudes del candidato(a) son suficientes o pertinentes, al tiempo que también podrá sopesar si sus defectos o carencias son irrelevantes y las desecha

Entre las virtudes que demanda el cargo, interesa saber sobre su apego a principios democráticos, su humanismo, su don de mando, su ecuanimidad, su humildad, su honradez, su confiabilidadSus defectos: conducta despótica, insensibilidad social, ausencia de liderazgo, carácter irascible, soberbia, deshonestidad, desconfianzaSon incontables las decisiones diarias e importantes del mandatario en las cuales entran en juego estas características, sean buenas o malas

Todas las aristas de sus actividades profesionales o comerciales y todos los aspectos de su conducta pública, si ha ocupado un cargo estatal de elección o de selección, deben ser divulgadosMás aún: algunos aspectos de su vida personal y familiar podrían ser relevantes para calibrar la fortaleza o debilidad de los principios morales que podrían influenciar su toma de decisiones de gobierno

Muchos comentarios se han escuchado sobre los candidatos: edificantes algunos, mordaces otrosSon del dominio público, sobre todo en un país tan chico como el nuestro en “donde todos nos conocemos”El gran peligro estriba en que las buenas opiniones no sean genuinas y, al contrario, que los comentarios negativos resulten auténticos

Por ello, incumbe sobre todo al periodismo investigativo inquirir y hurgar la conducta anterior de cada candidato, sin ánimo de escandalizar o acusar pero como un deber profesional para que el elector pueda discernir y vote a concienciaPodríamos comenzar con una pregunta: Cuando en Panamá el pueblo luchaba por el retorno a la democracia, ¿Dónde estaba usted y a qué se dedicaba, especialmente el 19 de diciembre de 1989?

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