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- 16/06/2024 23:00
Falsos argumentos sobre la edad de jubilación
Dado que el actual presidente electo ha tenido una vinculación histórica con la Apede, que siendo parte del Conep quien ha propuesto las reformas paramétricas y la migración casi completa hacia las cuentas individuales, las cuales podrían ser manejadas por empresas privadas, resulta útil discutir sobre el tema del incremento de la edad de jubilación. Esto también es importante si se tiene en cuenta que el nuevo ministro de economía y finanzas, no solo apoya la idea de las cuentas individuales, sino que, además, entiende que el problema del faltante de recursos del sistema solidario se debe a un problema demográfico.
Quienes apoyan el incremento de la edad de jubilación como elemento esencial de la reforma paramétrica, olvidan tres importantes fenómenos demográficos. Estos basan sus argumentos sobre la esperanza de vida, lo que resulta inadecuado si se entiende que la jubilación es en esencia un derecho al descanso. Esto significa que lo que se debería tomar en cuenta es la esperanza de vida con buena salud. Según las últimas estadísticas de la OMS, si bien la esperanza de vida al nacer en Panamá es de 76.6 años, la de buena salud es de solo 67.4 años. Esto significa que elevar la edad de jubilación a 65.0 años, tal como lo propone uno de los escenarios de la Junta Técnica Actuarial, resulta prácticamente aberrante.
En segundo lugar, los proponentes del incremento de la edad de jubilación, no hacen explícito que la esperanza de vida como promedio oculta las diferencias que la misma presenta para personas con diversos estatus socioeconómicos.
En el 2019, The Lancet Planetary Health publicó un artículo en el que se analizaron las diversas esperanzas de vida en la Ciudad de Panamá correspondientes a distintos niveles socioeconómicos. Se evidenció que en el caso de la esperanza de vida del 10.0% de las mujeres del nivel socioeconómico más bajo, es inferior en 11.2 años al que corresponde al noveno decil de dicho nivel socioeconómico. En el caso de los hombres la brecha es de 9.8 años. Esto evidencia una realidad que los defensores de los ajustes paramétricos nunca han reconocido: el impacto negativo de elevar la edad de jubilación incide más fuertemente en los sectores más vulnerables.
En tercer lugar, los proponentes del incremento de la edad de jubilación tampoco son capaces de reconocer la existencia de factores que tienden a reducir la esperanza de vida, los que en algunos países industrializados han llegado hasta reducirla en términos absolutos. Entre estos factores se encuentran las llamadas muertes por desesperación (drogas, alcoholismo y suicidio), provocadas, en última instancia, por el estrés e incertidumbre provocado por la aplicación generalizada de políticas neoliberales. También se debe tomar en cuenta la posibilidad de nuevas pandemias de origen zoonótico.
Los problemas del modelo solidario de pensiones fueron generados por la Ley 51 del 27 de diciembre de 2005, que convirtió a los asegurados del subsistema de beneficio definido en un grupo cerrado. Sin embargo, las dificultades también provienen del incumplimiento por parte de los empresarios de las leyes sociales, así como un incremento de los salarios inferior al aumento de la productividad.
En relación con la evasión de las cuotas de la seguridad social por parte de los empresarios, resulta necesario destacar que, de acuerdo al informe actuarial de la OIT, apenas el 73.3% de los asalariados de las empresas privadas son reportados por sus empleadores a la CSS. Esto significaría que en el 2019 esta evasión afectó a 227,671 trabajadores y trabajadoras. Por otra parte, teniendo en cuenta la recaudación de cuotas que se debería recoger legalmente y las que efectivamente se entregaron a la CSS, se puede concluir que entre el 2015 y el 2021 la evasión alcanzó la suma de B/.3,060 millones, lo que capitalizados a la tasa de rendimiento de los activos de esta institución habrían tenido un valor de B/.3,551.6 millones en el último de estos años.
Teniendo en cuenta que las cuotas de la seguridad social dependen de la masa salarial, queda claro que existe un problema que no es demográfico, es de distribución del ingreso. En efecto, entre 1966 y el 2021 la participación de las remuneraciones del PIB se redujo del 37.6% al 29.5%. Esto se debió, en medida significativa, a que mientras que para este período la productividad del trabajo se elevó en 86.7%, el salario medio real apenas creció en 31.4%. Frente a la débil capacidad de negociación del trabajo, los empresarios lograron modificar la distribución del ingreso a su favor.
Todo esto lleva a una conclusión: los promotores del incremento de la edad de jubilación olvidan una serie de factores importantes para el debate, sus planteamientos se convierten, entonces, en una simple narrativa que traslada el costo del ajuste a los asegurados.